La ardilla muerta

Era Domingo, como hoy...

Sin poder precisar la fecha exacta, porque a fin de cuentas,desde hace ya más de dos meses, no dispongo de la certeza de saber, la exactitud del momento. Pero si, era domingo.

Salí apresurado, tratando de caminar lo mas rapido posible,en medio del viento frio y el hermoso paraje, para llegar a buen tiempo al pequeño y solitario restaurante de comida española, que desde hacia escasas dos semanas se habia convertido en mi nuevo entorno laboral, dentro del minúsculo hermoso poblado, donde de momento, habia decidido tratar de desplegar las alas, con un nuevo rostro, cual borrón y cuenta nueva.

Apresuradamente cerré la puerta del lugar donde transitoriamente resido, refugio concedido por obra y gracia del amor y buena voluntad de una dulce y extremadamente solidaria amiga.

Mas sin embargo al salir, no pude evitar que las encantadoras ladies caninas de este bello hogar salieran velozmente,antecediendo mi partida e incluso acompañándome una de ellas (la mas rebelde), una buena parte de mi apurado andar, al menos hasta frente de la iglesia, en la única calle principal y paralela de este lindo lugar que el tiempo pareciera haber olvidado.

Habia salido poco abrigado,porque el dia anterior llevaba puesto el termal, suerte de calzón de los años 50, más doble franela, camisa y chaqueta y ese dia contrario a todo lo previsto, habia hecho un calor espantoso, de manera que esta vez, sólo llevaba guarda camisa, camisa y chaqueta, pero cual no seria mi sorpresa entonces, cuando al salir y cerrar tras de mi la puerta, de la cual no tengo llave alguna, dado el poco tiempo residiendo alli, me encontrase, casi petrificado de frio, con una ventisca que no solo helaba los huesos,sino aun mas allá, hacia perder cualquier vestigio de sexualidad alguna a cualquier hombre presente. De manera que apresure aun más el paso,para tratar de llegar, lo antes posible al restaurant, evitando recibir algún llamado de atención.

Transitando con apuro la avenida principal, pude observar, con mi respirar apresurado, para combatir el frio (o creer al menos que asi lo hacia), algunos copos de nieve, que timidamente se avalanzaban sobre el paisaje, por demas hermoso,en esa fria manana dominguera. Eran las 9 y 45 y debia estar presuntamente a las 10, para barrer el lugar, terminar de escurrir los vasos, sartenes y platos lavados la noche anterior, pasar el mapo o coleto para lustrar el piso,encender las tostadoras de pan, ordenar sillas y mesas, colocar servilletas, revisar los baños del piso superior, cuidar de qiue no falte el papel higienico y jabón de tocador,encender el avisdo de abierto y dar inicio a otra jornada diaria, batallando con la soledad del pueblo y la de mi mismo, con mi apesadumbrado existir y los millones de atiborrados pensamientos que me aquejaban:la nostalgia de familiares y amigos,en fin,el eterno conflicto de estos ultimos dos meses de destierro.

Fue entonces, cuando me percate que en mi apurado andar, debia obviar,por la hora, la honrosa y acostumbrada visita a los amigos de la Fonda donde a diario saludaba, tomaba cafecito y hasta lograba obtener el empujoncito automovilistico hasta el restaurancito. Pero no, hoy no debia hacerlo,dado que no habia tiempo para ello.

Además el frio era atroz, me impedia incluso pensar, de modo que, mirando hacia el frente, sin siquiera desviar la mirada hacia la fondita, segui de largo, de inmediato, como cuando te tragas de un solo golpe la cucharada de aceite de ricino o leche de magnesia phillips (soy locutor, puedo nombrar el producto)o cualquier remedio desagradable ante de dar chance a pensar lo que haces, para evitar fruncir el ceño o devolverlo todo.

Ese fue el momento en que la encontré frente a mi, a escasos metros de mis pies. Era ella,una ardilla de mediana estatura.

Grisácea, con una leve rayita blanca por el medio de su hermosa anatomia, perfecta, cual honrosa criatura del padre creador. Pero algo extrano pasaba,porque no se movia.

Estaba muerta,impávida, sin vida. Practicamente petrificada, cual animal disecado expuesto en un cálido salón, como si se tratase de un trofeo obtenido o un regalo no deseado, puesto sobre la repisa de la chimenea.

!Diantres!, pensé, desde que estoy acá he tratado en vano de observar, en medio de tanta hermosa naturaleza, algo de la fauna silveste. He oido de ciervos que se atraviesan por la via, cuyos ojos vidriosos brillan en la oscuridad, de mapaches que roban comida en las afueras o patios de las casas y rompen las bolsas de basura, de osos que se aparecen por los patios traseros de las casas, de manadas de ciervos que atraviesan una noche de neblina la avenuda principal del pueblo, de coyotes que aullan por las noches de verano. Y ahora que precisamente me encuentro de frente con quien podria ser prima hermana de Perri,la ardilla inteligente de la peli de Disney, ésta yace inerte,inmóvil ante mis emocionados ojos.

Pero algo raro acontecia, ?qué podia haberle ocurrido a este hermoso roedor,para encontrarse de esta manera,petrificado,?Su expresión no era ni de asombtro ni de miedo,mucho menos de terror.

Era inexpresiva, como si su mirada se hubiera perdido en la lejania, en la profundidad de sus propios prensamientos,olvidandose de las tribulaciones de la vida(o ahogándose en ellas), abandonandose simplemente a un destino certero,quizas,antes de tiempo.

No habia a su alrededor muestra de algun tipo de peligroso ataque por parte de cualquier otro animal, dado que se encontraba en aparente perfecto estado fisico externo, es decir,sin cortadura,herida,mordida o rasguño.

Entonces,?qué le pasó, cómo se dejó sorprender por el velo mortuorio del fin de sus terrenales dias.?que pudo causarle tal conmoción?.

Al ver una vez mas su muda expresión, recordé mis absortos momentos, aquellos en los que,perdido en mis pensamientos, en el vacio de la ausencia, vagaba lejos de aqui para rememorar momentos cálidos y afectuosos y más allá de ellos, me aislaba de todo y de mi, ?podria acaso tal absorción generarme también una ausencia total afin?

Mi pequeña amiga no podria decirmelo, tampoco el lugar de los hechos revelaba algun detalle que lo clarificara, de todos modos, debia seguir, era tarde y me iban a regañar de seguro o al menos poner mala cara, pues este encuentro furtivo, habia ocasionado un considerado retardo en mi transito laboral,aunque me hallaba tal vez a escasos 10 minutos de mi lugar de trabajo. De modo que me hice a un lado y continué mi camino, llegando apresurado y jadeante a mi destino,para descubrir entonces, que los domingos se abre una hora después del horario habitual,pues a partir de esa hora es que se está permitido efectuar la venta de licor.

Lamenté entonces, no haberme detenido el tiempo suficiente para observar a mi difunta amiga,mi primer encuentro natural con la naturaleza pueblerina.

El resto del dia, entre depresion,recuerdos,añoranza y trabajo,no pude sacar de mi mente la imagen de mi desaparecida amiguita. ?que le pasaria??por qué esa expresión inerte?acaso le sorprendió el frio y no encontró resguardo seguro a tiempo?pero es que habian demasiados árboles alrededor para guarecerse del frio, tampoco habia animal alguno que le representara peligro inminente. Los dueños de la cabana cercana al lugar de su deceso,?se darian cuenta de su extinta presencia, harian algo por ella?.

A pesar de la constante presencia de su recuerdo, las vicisitudes laborales y domésticas me mantuvieron entretenido hasta bien finalizada la jornada, casi a las 10pm con una oscuridad reinante de tal punto que dificilmente podria observarse alguien que tuvieras de frente incluso.

Camino de la casa, al pasar en el vehiculo de uno de mis jefes frente a donde la habia encontrado, no pude evitar mirar hacia alli,pero el negro de la noche era un ropaje oscuro que evitaba divisar cualquier pequeña presencia.

Al llegar a casa y recibir los cariñosos lamidos de mis dos caninas princesitas,no podia alejar de mi memoria la imagen del hermoso y señorial roedor petrificado,con su mirada perdida....

La mañana siguiente,bien temprano, al retomar la rutina diaria, volvi a pasar por el sitio donde mi fallecida amiga habia estado. Y la encontre de nuevo, en la misma posicion,con la misma expresion ausente. Algo tenia que hacer entonces, en solidaridad con quien lejana se encontraba, mas alla de si misma, por causa de quién sabe qué fatalidad pasmosa o acontecimiento biológico natural. Entonces, sin pensarlo más, saque las galletas que llevaba en una bolsa de papel , colocandolas en el bolsillo de mi chaqueta y tomé al hermoso especimen del suelo.

Pude sentir la rigidez de su cuerpo y la falta del calor corpóreo que en otroras circunstncias le insuflaba vida y generaba la hiperactividad y rapidez que tanto les caracteruizan. Su hernoso pelambre parecia un madejo de cuerdas de guitarra tensadas,frias, duras. No pude evitar que se me anudara la garganta al pensar, que yo podria estar tambien,en algun momento,ensimismado,perdido,atribulado,ido. Y que esa ida pudiera no ser momentanea, sino para siermpre. Para visitar otros tiempos y lugares, vivir otra realidad. O ninguna. Quien sabe.

Entonces,la meti en la bolsa y rapidamente, como pude, la puse a un lado,sobre el pasto ya no tan gelido y frio,porque este nuevo dia el sol estaba comenzando a hacerse presente para desterrar la friolenta sesion del dia anterior. De inmediato hice un hoyo con las manos,lo mas profundo que pude y coloque la bolsa con mi amiguita deconocida inerte dentro de él, volviéndolo a tapar y tratando de unificarlo con los pies.

No podia evitarlo, estaba triste, por no haber tenido oportunidad de contactarle, de verle correr y por qué no, hasta quizás haber tratado de domesticarle, al encontrarle cada dia, o al menos lanzarle una complice mirada,unas migajas de pan o galleta,en fin,interactuar con ella,hacernos parte integrante de tan hermoso habitat,de un microuniverso compartido, pero ello ya no era posible.

Sin embargo,le habia dado sepultura. Habia tratado de teber un gesto amable, paraun ser vivo, como yo, atribulado,como yo,nervioso,quizás,como yo, de encontrarse en cualquier sitio o en ningún otro.

Habia tratado, quizás, de hacer lo que me hubiese gustado que hicieran por mi, si de mi circunstancia se tratase, Que alguien se solidarizara, tratara de acercarseme, comprenderme o tal vez, decir una oración por mi.

Los dias han pasado y no puedo evitar, cada vez que transito por el solitario paraje, observar a cierta distancia,el plácido y apacible lugar,donde yacen los restos, de mi primera amiga foránea, la hermosa ardilla muerta, de una fria mañana primaveral. (FEVC)