

Durante un juicio, en un pequeño pueblo, el abogado acusador llamó al estrado a su primer testigo, una mujer de avanzada edad.El Abogado se acerco y le preguntó, "Sra. Sánchez, ¿sabe quien soy?"Ella respondió: "Si, lo conozco Sr. Garza". Lo conozco desde que era un niño y francamente le digo que usted resultó ser una gran decepción para sus padres.Siempre miente, cree saber de todo, es muy prepotente, abusivo, engaña a su esposa y lo peor de todo, manipula a las personas.Se cree el mejor de todos cuando en realidad no es usted nadie.El Abogado estaba perplejo. Sin saber exactamente que hacer y apuntando hacia en el fondo de la sala le preguntó a la Sra. Sánchez, "¿Conoce al Abogado de la defensa?"Nuevamente ella respondió, "Claro que si" también conozco al Sr. García desde que era un niño.El es flojo y medio ******, y tiene un problema con la bebida.No puede tener una relación normal con nadie y es el peor abogado del Estado. Sin mencionar que engaño a su esposa con tres ***** diferentes. Una de ellas era la esposa suya. ¿Recuerda?Si Yo conozco al Sr. GarcíaSu mamá tampoco está orgullosa de el.El Abogado de la defensa casi cae muerto.Entonces el Juez llama a los dos Abogados para que se acerquen al estrado y les dice: "Si alguno de ustedes imbéciles, le pregunta aesta vieja si me conoce a mi, lo mando a la silla eléctrica."
"El abogado es el intérprete de las leyes y el que hace posible la libertad". (Autor Desconocido)
Realizo este posteo anticipado, para el día de mañana viernes, debido a que para ese día y fecha estaré imposibilitado de accesar a este medio,posiblementre durante todo el día...
Es impresionante percatarse de cómo vuela el tiempo…
Hace un poquito más de un año, estaba iniciándome en estas lides de ser “bloguero” e interactuar, inicialmente con mis allegados y apreciados amigos electrónicos; luego con grandes y extraordinarios nuevos seres, con los que providencialmente he tenido la honrosa oportunidad de conocer, apreciar y valorarles como mágicos compañeros de este particular destino.
Confieso, ni siquiera he tenido ocasión de”festejar”el 1er aniversario de este rinconcito, justo en un momento de duda, respecto a la pertinencia de continuar en estas lides, comunicándome con alguno… o ninguno de ustedes, queridos amigos.
Sin embargo, aquí estamos, de manera que vivamos la oportunidad que nos da la vida, de tratar de interactuar y expresar ideas en estos caminos de Dios. Específicamente ahora, que en este país nuevamente se celebra el día del Abogado, para agraciar a todos aquéllos “hijos de la dama ciega”, profesionales del derecho, que a lo largo de su ejercicio profesional, hacen de la ley y la justicia un paradigma intangible e impenetrable, un enemigo difícil de vencer, una barrera incontenible, un apostolado de vida, un ideal al cual propender para seguir adelante o sencillamente, una inevitable oportunidad de lucrarse (o subsistir).
Y es que, esto de ser “paladines de la justicia en tiempo real”(sin portar traje de héroes ni contar con la suerte de éstos de al final,preservar el triunfo del bien sobre el mal y terminar teniendo siempre la razón), si bien nunca ha sido fácil, hoy en día constituye una premisa aún más cuesta arriba en estos tiempos en los que se ha acrecentado avasallantemente la "injusticia de la justicia", en el que consecuentemente ese ideario de justicia,equidad y bien común resultaria aplicable sólo en un universo paralelo: el del deber ser, hecho de abstracciones, axiología y grandes ideales, principios, sueños y anhelos que tienden al reestablecimiento del orden jurídico infringido en una sociedad, regida por un conjunto de disposiciones, en defensa de los derechos civiles de la ciudadanía, preservando además, por sobre todas las cosas, el bien común.
Que hermosas palabras y qué difícil tarea esta de proteger y servir, de compendiar anhelos y tratar de preservar la exigencia de tantos derechos previa exigencia de sus correlativos deberes.
Ser abogado, nos compromete, en principio, frente al particular universo de los valores, ese axiológico sentido de vivir y actuar conforme a lo esperado por nuestro yo interior y luego, con el colectivo, que se objetiviza al ser representado en cada caso en la particular pretensión de cada ciudadano, frente a la pretensión de otro que también aspira a ser reconocido, por pretender todos ser dueños de la razón, o ante un hecho o acontecimiento generado por otra entidad, cuya naturaleza trasciende lo humano para regirse por normas y preceptos que ameritan cumplirse, en busca de esa verdad, acreedora de un particular matiz, que pudiera reñirse por lo que entendemos como tal, o ser cónsona con la idea del concepto arraigado en nuestro fuero interno.
Ser abogado, nos enfrenta a diario con nosotros mismos, con los demás y con la sociedad increpante, con esa jungla de concreto regida de principios, preceptos, errores y defectos disfrazados de verdad, que a diario compromete sujetos y compra incluso conciencias en la voracidad constante de preservar la sobrevivencia del fuerte sobre el débil, del habilidoso frente al poco hábil, del apadrinado frente al anónimo defensor de causas perdidas, inmersos en una vorágine sin fin, plagada de peces grandes que ferozmente acaban con los chicos en un océano de profesionales, que año tras año, cual “gremlins” que han incumplido la advertencia de que no deben mojarse, se reproducen sin control, dando lugar a todo un caos imperante .
A pesar de ello, aún todos quieren ser abogados, desean estar en contacto con esa parcela de poder, ese control o dominio de quien, por una parte, imbuido en ese hálito de justicia, seguridad jurídica, igualdad y bien común, idealizadamente sueña con un mundo ideal y quienes desesperadamente anhelan tener “el control de la situación”, ungirse de la sapiencia de la legalidad y sentirse inmunes del cotidiano universo transgresor de seres, que esencialmente repelen el sometimiento o control a una vida humana objetivada.
Claro está, más allá de todas esas consideraciones, ser abogado hoy día, además de un reto, constituye una innovadora aventura, dado el desorden cotidiano de nuestra atribulada normalidad, que desde hace 9 años, dejó de serlo y convulsionó para desconocer preceptos arraigados como el estado de derecho, derechos civiles, bien común, colectivo, derechos políticos, derechos económicos, derecho al trabajo, libertad de expresión, libertad de asociación, libertad de pensamiento, declaración universal de los derechos del hombre, separación de poderes, autonomía de los órganos del poder público, en fin, todo aquello que aprendimos, a lo largo de generalmente más de cinco años de formación académica y que hoy día, gracias a los designios hegemónicos del poder concentrado en una sola persona, sin ton ni son, han sido desnaturalizados, desconceptualizados y desprovistos de su cualidad y esencia para transformarse en instrumentos de dominación y control de un controvertido desorden social involutivo que reina y campea en esta, ahora absurda nación, alejada cada día más, del deber ser y la modernidad globalizada de los nuevos tiempos.
Por todo ello, ser abogado hoy día, constituye un por demás interesente reto, muy a los realitys shows “survivor” o “amazing race”, que apelan a la más grande valía y nobleza que se anida en cada ciudadano y lo confronta a diario con esa mítica e histórica batalla entre razón y sin razón, que a diario confrontan quienes, aún investidos de este rol y comprometidos con ese fin último, ese honroso desempeño que en teoría ha de permitir, no sólo procurarse medios para dignamente vivir sino además, caminar con la frente en alto, apagar la luz noche a noche y al recostar la cabeza sobre la almohada o la superficie de la cama para quienes no la usan con la convicción total, de poder dormir tranquilos y estar en paz con su conciencia.
A estos últimos quiero referirme en especial, en este día, a mis queridos colegas y amigos y a los que estando por graudarse,ya puede considerárseles colegas (en especial Liliana,Ilse y Carla), de quienes he podido afortunadamente nutrirme para crecer y aprender de ellos, con los que honrosamente he interactuado en mi desempeño profesional, tratando de compartir mi humilde conocimiento, quienes certeramente saben bien lo que significa ser héroe en nuestros días, a Ustedes, mi más fraternal y afectuosa salutación en este día…