Inspirada en la cultura y tradición Maya, rodada en México, en escenarios naturales y con total grandilocuencia, Gibson nos lleva de nuevo por los derroteros transitados por un hombre común, llevado al extremo por circunstancias ajenas a su voluntad, que le martirizan y convierten en héroe, (como hiciera con la epopeya romántica Corazón Valiente y la no menos idealizada Pasión de Cristo).
Otra vez tenemos el recurrente tema de una persona que emerge de la cotidianidad para erigirse en salvador, redentor y restaurador de un equilibrio roto por la intolerancia, barbarie, violencia.
Un hombre llevado al extremo que debe por naturaleza propia ejecutar acciones que conlleven al restablecimiento del orden infringido. Claro, esta vez, no con la grandilocuencia de su antecesora, La Pasión de Cristo, donde la exacerbación del martirio de Jesús antes y durante su crucifixión logra un paroxismo visual, musical y narrativo fuera de orden, que generó, además de controversias y desmayos, grandes ingresos de taquilla mundial. Sin embargo la fórmula es la misma y el resultado una película entretenida, con elenco desconocido, integrado mayoritariamente por extras, sus excesos históricos e incongruencias propias del cine comercial, que en ocasiones hace un guiño al cine de grandes aventuras, una espectacular banda sonora, excelente manejo de la edición y el sonido en exteriores y una espectacularidad visual que, sin estridencias filosóficas ni vanidosas pretensiones, a fin de cuentas entretiene y se agradece.
De acuerdo a Wikipedia, Apocalypto es un drama mítico de acción y aventura que relata una historia que mezcla tiempos y espacios. La trama gira alrededor de los sacrificios humanos, en su forma de guerra florida, documentada en el mundo mexicano y no así en el maya, donde sin embargo existieron otras formas de sacrificios humanos.
La vida transcurre feliz para una comunidad de cazadores y recolectores que habitan las selvas guatemaltecas. Un día, mientras cazan un tapir, se cruzan con una tribu que huye de algo, y piden permiso para pasar, a cambio entregan comida. Debido a la desconfianza del grupo no logran averiguar de que escapan estos extraños nativos.
Una mañana,la tranquilidad y felicidad se ve interrumpida brutalmente por fuerzas invasoras, de feroces guerreros mayas de una ciudad que es aparentemente Tikal, que están a la caza de varones para el sacrificio y mujeres para la venta de esclavas.
El protagonista que se llama Garra-jaguar es capturado junto a su tribu que su lider se llamaba mayauca y llevado como animal hacia las tierras de los invasores. Antes de ser capturado logra esconder a su mujer encinta, Siete, en una fosa, junto a su hijo.
Durante el viaje, la tribu que habían visto también es capturada e incorporada a la columna. La columna pasa por una aldea quemada y una niña sobreviviente profetiza que la muerte de su mundo lo llevan consigo y que se cuiden de aquel que traerá la negrura de la noche y al jaguar detrás de sí, pues este los conducirá a su ruina. Los guerreros mayas no entienden lo que la niña dice y prosiguen.
Al llegar a la ciudad maya, los varones son separados de las mujeres. Los varones son pintados de azul por unas sacerdotisas. Al pasar por un túnel ven frescos donde hay víctimas pintadas de azul siendo sacrificadas. A medida que se acercan a las pirámides ven que los restos humanos caen desde la cima, escalera abajo. Las mujeres son llevadas al mercado para venta como esclavas. Garra-Jaguar y su grupo es llevado para el sacrificio, Garra Jaguar presiente que no será sacrificado. Luego de dos cruentos sacrificios, toca el turno de Garra-jaguar. Este es colocado en la piedra del sacrificio y cuando va a ser sacrificado el cielo se oscurece repentinamente, es un eclipse solar.
Gracias a este eclipse esperado tanto por el rey como por el sacerdote (lo que hace alusión al conocimiento sobre astronomía de los mayas), y alentado por el poder del amor hacia su mujer y su hijo, Garra-jaguar se salva en el último momento ya que el sacerdote-verdugo manipula el eclipse para que al volver la luz del sol, la multitud entienda que el dios Kukulkán está satisfecho con la orgía de sangre y ya no quiere más sacrificios (con esto se mantienen en el poder y adormecida y temerosa a la población).
Uno de los captores pregunta que hará con los esclavos restantes y se le instruye que se deshaga de ellos. Entonces son llevados a una especie de cancha donde al fondo hay un maizal y se les dice que si alcanzan el maizal veran la libertad. Se coloca un ultimador al final, él es la última barrera.
El jefe del grupo que los capturó seleccionó a su propio hijo como ultimador.
Salen corriendo los primeros, y son alanzeados y muertos por flechazos certeros a modo de juego de la muerte. El sobreviviente es degollado por el ultimador, el otro queda agónizante, este es Cero-lobo, amigo de Garra-Jaguar, los guerreros mayas se regocijan y compiten por matar.
Le toca a Garra-Jaguar y a otro cautivo, salen corriendo en zig-zag y evitan las flechas y lanzas, pero uno es mortalmente alcanzado, Garra-Jaguar es alcanzado en la cintura por una lanza y el ultimador se acerca al degollarlo, pero, el que agonizaba, su amigo, caido en la partida anterior lo distrae y Garra-Jaguar lo degolla ante la mirada de su padre. El padre jura venganza y sale con el grupo de guerreros trás de el.
Para evadirlos Garra-Jaguar se esconde en los árboles y logra por un momento evitar la captura, pero en ese arból habita una Jaguar negra que se lanza en su persecusión. Garra-jaguar conduce al feroz felino hacia sus enemigos y este mata a uno antes de ser ultimado. Garra-Jaguar huye a través de la selva y en una cascada el se lanza a las aguas donde sobrevive a la vista de sus persecutores. El los desafía a que entren a su mundo y se le enfrenten. Los persecutores aceptan el desafío.
Ya en su medio, Garra-Jaguar donde sus conocimientos, manejo del entorno y consejos de su padre sobre vencer el miedo, lo ayudan a salvar su vida y a matar a todos, excepto dos de sus perseguidores, evadiéndose de éstos en el último momento por un acontecimiento fortuito: la llegada de los conquistadores españoles. Esto le permite reencontrarse con su familia y regresar a su entorno original para buscar un nuevo comienzo, optando por evadir el contacto con los europeos.
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