Cuando Venezuela se crece ante la adversidad y en medio del caos, sublimiza su existencia, con una película inolvidable…

“Postales de Leningrado”, de la cineasta venezolana Mariana Rondón (A la medianoche y media) llega para ensimismarnos con su imaginativa presentación, enamorarnos con sus cálidas imágenes, excelente edición fílmica e imbuirnos en los inocentes ojos de un niño, de la mano y narración del encanto de otra niña y relatarnos una historia de miedo, verdades y mentiras, sueños y pesadillas de la guerrilla venezolana, sus familiares, su persecución y todo ese convulsionado mundo de los años 60, que atribularon la atención del país, en el que ambos grupos pugnaron en una lucha sin cuartel, arrasando a su paso con cuanta situación se atravesara entre ellos.

Una puesta en escena calida, austera pero llena de sentimiento, magia y colorido, nos permite viajar al pasado y ensimismarnos en una historia de recuerdos gratos y amargos, de sin sabores y luchas, sueños truncados y dura realidad, acompasados del más extraordinario collage de imágenes y música que alguna vez hayamos podido como espectadores presenciar.

Laureano Olivares, Greisy Mena, Maria Fernanda Ferro, Haydde Faberola, William Cifuentes nos deleitan con sus interpretaciones durante apróximadamente 92 minutos de puro entretenimiento que nos remontan a esa gloriosa época, en la que el cine venezolano nos resultaba una promesa de extraordinarias intenciones, de la mano de películas inolvidables, como Oriana, de Fina Torres, Jericó y Desnudo con Naranjas, de Luis Alberto Lamata, Macho y Hembra de Mauricio Wallerstein o El Rebaño de Los Angeles y La Oveja Negra de Roman Chalbaud.


Recomendable, sin reservas, para que se enorgullezca de nuestro cine…

¡Esta es la película, que desde hace tiempo estábamos esperando,para demostrarle al mundo, que hace rato llevamos puestos los pantalones largos!