Como un día Domingo
Es día domingo y como todos los domingos, pareciera haber un aletargamiento tremendo.
Es día domingo y como todos los domingos, pareciera haber un aletargamiento tremendo.
Me había prometido descansar, en consecuencia, dormir hasta tarde. Sobre todo tomando en cuenta que desde el sábado me aquejaba una jaqueca espantosa, sin saber si era estres, tensión, problemas del estómago, o qué.
Pero que vá. Tengo que lavar mi carrito oriental, incluido el motor y por debajo, para poder detectarle un botecito de aceite que me anda echando vaina desde hace bastante tiempo.
También debo ir a buscar las fotos de la graduación de mi sobrina mayor, tomadas la mañana de ayer, en medio del ajetreo de un aústero acto académico y con la jaqueca diabólica.
Y luego quiero aprovechar, para,en mi visita dominical a los viejos para llevarle la prensa a mi pá, aprovechar para ver en el dvd de mi little brother unas pelis que no puedo ver en el mío.
Todo resultó ser un desastre!. Me levanté como a las 8 y 45 am, postergando el necesitado descanso dominical, con todavia restos de la jaqueca del dia anterior, raudo y veloz salí, compré el periódico y me dirigí al auto lavado, cuyos dueños al parecer decidieron cerrarlo, o no abrir hoy.
Todo resultó ser un desastre!. Me levanté como a las 8 y 45 am, postergando el necesitado descanso dominical, con todavia restos de la jaqueca del dia anterior, raudo y veloz salí, compré el periódico y me dirigí al auto lavado, cuyos dueños al parecer decidieron cerrarlo, o no abrir hoy.
Me llama de repente una amiga, con la intención de "verme" y conversar sobre mil cosas, pero siento de verdad que no es el momento, la cabeza está que se me revienta, no sé si incluso, por falta de la dosis necesaria de cafeina, abandonada durante el fin de semana. Le comento de mi malestar y cuelga, no sé si molesta, pero, ni modo, qué le voy a hacer, a estas alturas ya estoy totalmente seguro que es imposible andar por la vida complaciendo a la gente.
Voy al centro comercial La Granja, a buscar el revelado de las fotos y descubro que la tienda todavia no abría, por lo que tuve que esperar aproximadamente 45 minutos para retirarla. En ese interín, casi abro un hueco en las instalaciones (pasillos) de dicho centro comercial, porque, domingo al fin, a esta hora casi ningún negocio estaba abierto. Salovo los que venden café. Ingiero un vaso, y créanlo o no, el dolor disminuye un poco, vainas de viejo, cosas de loco.
Estando allí, rememoro viejos tiempos, gloriosos momentos en los que, con mi amiga Carmen Luisa, un ser humano especialmente maravilloso, incisivo, inteligente y encantador, recorriamos sus espacios, comíamos, merendábamos, e ibamos al cine, mientras compartíamos además las peculiaridades de nuestras a veces tristes, pero siempre interesantes vidas, soñabamos, criticábamos y elucubrabamos sobre cuanto nos acontecía.
Dios Carmen Luisa, ¡como te extraño! constituye un maravilloso y verdadero delite verte, escucharte, disfrutarte amiga. Divertirme con tus fabulosas e inteligentes expresiones, esas "Carmenluisadas" que nadie más puede maquinar, pensar y expresar. Y ese gentilicio Suroriental tan tuyo, que te hace además de maravillosa, única. Desde que te fuiste a la Guaira y has hecho tu vida por Caracas, con tu pareja y nuevo retoño, la nostalgia en mi ha crecido y el corazón se sobrecoge y ensacha al pensarte y rememorarte.
...Bueno, siguiendo con mi planificada y ya un tanto desorganizada rutina dominical, finalmente retiro las fotos, que resultaron un absoluto desastre, descuadradas, oscuras y mutiladas algunas, me voy a casa de los viejos, para enterarme que una vecina y amiga de la familia, la señora Angélica, alias "la guayanesa" acababa de fallecer, producto de un paro respiratorio después de una agónica semana en un conocido hospital privado, donde a nuestro juicio, producto de mala praxis, mataron a mi abuela.
Apesadumbrado, acompaño a mis padres al sepelio, en una conocida funeraria de la Avenida Bolívar, donde después de las 7 pm, los transexuales y travestis hacen vida vespertina, nocturna y jornada laboral.
Este momento, me sirve para calibrar una vez más, la vida y la muerte, como estadios seguros, polaridad constante que inexorable e inevitablemente acecha nuestra mortal existencia. Que decir en este aciago momento a los familiares, cómo manifestarse ante el dolor de la pérdida, que es tan certero y contundente y en dicho momento no consigue aminorarse ni evadirse ante ninguna expresión?.
Qué arrecho entonces, que siendo la muerte la estancia más inmediata, el destino más seguro, siempre nos aferremos a la vida y le demos la espalda, obviandola, ignorándola, temerosos de ella, tratando de darle la espalda como si fuese la mejor manera de escapar de ella.
La señora Angélica, qué en paz descanse, siempre fué amable, generosa, agradable, ocurrente y servicial. Sé que por lo general, al morir siempre se expresa de quien ya no está con nosotros, "tan buena que era", pero es que, pensándolo bien, ante tan particular circunstancia, no tiene caso expresar los defectos o errores de la gente, mucho menos tener comentarios o expresar sentimientos de odio o rechazo hacia seres que divagan hacia otro plano, dimensión o estadía.
En este caso particular, aún cuando no tuve mucho trato directo con la finada difunta, si disfruté de sus cariñosos saludos, agradables expresiones y supe de su afecto y consideración hacia mis viejos, por lo que, así como dice siempre mi madre, que "quien le quiere a uno de sus hijos se gana su consideración y respeto", pienso que lo mismo aplica, en mi criterio, para con quien sólo alberga afecto y consideración para con mis progenitores, así que elevo una oración por su descanso. Paz a sus restos.
Cumplido con ese penoso, pero necesario deber, me despido de mis padres y me dirijo de nuevo a mi hogar, a ver que puedo hacer con el resto de este "día de descanso", ante otras actividades que había planeado realizar, entre ellas, ¡seguir tratando de acabar, con este condenado dolor de cabeza!...
1 comentario:
Coincido contigo, la vida y la muerte, dos caras distintas y una misma moneda. Recordé un correo donde dice; "...la vida es tan corta, que cuando te das cuenta, ya hay que morirse" es terrible aceptarlo pero muy cierto. Vivimos al filo de todo sin darnos cuenta. Hoy me gustaría solo poder hablar de VIDA, esa que aún nos queda, por eso, aprovecho la ocasión para agradecer a DIOS, por permitirme estar aquí, compartiendo y dejando mi pequeña huella en tu casa...Recibe un abrazo y mi cariño de siempre, MIGUELINA 11/05/07
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