MARACAIBO

Vergación de Urbe,

Molleja de ciudad

Estoy por ir a Maracaibo, entre otras cosas, a buscar a bebecito canino, y debo confesarles que, además de la desesperación y entrañable nostalgia por tenerlo de vuelta, pese al involuntaria confinamiento al que lamentablemente debo someterle, es para mi un placer ir hasta la tierra del sol amada, a buscarle y aprovechar para disfrutarla.

Porque ir a Maracaibo resulta una extraordinaria experiencia, que trasciende la ya inminente emoción de ubicarnos en un terreno eminentemente opositor (el único que queda), sino que además representa un viaje maravilloso a un lugar de atenciones, respeto, fraternidad, desarrollo, organización, limpieza y tradición con múltiples alternativas culturales, gastronómicas, recreativas, artísticas y sociales.

Socializar con los zulianos es una natural y grata experiencia, su gentilicio aflora en su piel y se traduce en un comportamiento fraternal, ameno, su franqueza atrapa e incluso, abruma.

Siempre tienen un chiste, una frase oportuna, se solidarizan con la gente, características que denotan ese gentilicio tan poco común, que tanta falta hace en estos tiempos violentos(no los de Tarantino, sino del régimen del oprobio)

La idiosincracia y regionalismo del zuliano lo convierte en una suerte de ciudadano de excepción, alguien poco común. Un maracucho no sólo te da una dirección con lujo de señas, incluso si puede y dispone del tiempo necesario, te lleva hasta el sitio que buscas, es capaz de socorrerte sin preguntarte quién eres, ni mirarte de reojo o de arriba abajo, mucho menos pensar en tu "abolengo".

Desde hace ya más de tres años, he estado vinculado con esta hermosa y próspera región, de este ya no tan hermoso y nada próspero país.

Incluso, hace más de un año, en medio de la más dramática crisis que he tenido que afrontar, en franco recorrido por el sur oriente y occidente del país, traté en vano de hacer del zulia el nuevo centro de mis operaciones, asiento principal de mis negocios e intereses, sin suerte alguna..

Desde entonces no he hecho más que albergar la esperanza remota de poder lograrlo y en tanto me conformo en ir hasta allá a visitar a ciertos amigos, que ya son casi familia.

El Paseo del Lago, Centro Comercial Lago mall, Galerias Mall, Ciudad Chinita, el Doral Mall, el Lía Bermúdez, el tranvía de la ciudad, el Teatro Baralt, Palacio de los Eventos, el Sambil Maracaibo, convertido por suerte de los zulianos en el único sitio en su estilo con "personalidad propia", que bien mollejúo, como dicen los marabinos, permite a sus visitantes extasiarse y perderse en su variadas y heterogeneas instalaciones para satisfacer todos los gustos (con una réplica del Puente Rafael Urdaneta y hasta un hiper supermercado a la altura de los grandes malls, De Candido, toda una autoridad en la zona).

Ni hablar de la gastronomia, tan particular, suculenta y zuliana: mandocas, pastelitos, papas rellenas, tequeños, patacones, chops, friticas, limonzón, dulces de Alicia, helados Don Antonio, Jeffreys, arepas Santa Rita, algunos de los múltiples lugares que terminan siendo orgásmicas expresiones gustativas, comida internacional de primera; "Jugoso", un lugar donde las más variadas y exóticas combinaciones frutales tienen cabida para satisfacer el paladar más exigente.

Discotecas con variada ambientación que albergan incluso todas las tendencias y preferencias de género.

Sus limpias, extensas y organizadas calles, denotan gobierno, sana administración y eficacia gubernamental en el aprovechamiento de recursos y a su vez representan la venezuela ideal, soñada por todos aquellos que creimos en la descentralización como alternativa de desarrollo. Y ojo,no es que esté exento de problemas y sea la tierra de las maravillas o fantasilandia.

La seguridad, el secuestro y el robo de vehículos son una constante preocupación ciudadana, sobre todo por ser zona fronteriza, pero sin embargo se denota voluntad y gobierno para la búsqueda de alternativas que permitan combatir estos problemas.

Maracaibo, un lugar único en este país olvidado por quienes lo gobiernan desalmadamente y han olvidado, gracias a su afán de poder y resentimiento social,su compromiso priomigenio en el resguardo y conferimiento de garantías ciudadanas.

Les invito a que vayan a esta bella tierra en cuanto puedan y comprueben por si mismos, todo esto y más.

Estando en Maracaibo, ¡provoca ser venezolano!