quien encuentra un amigo...encuentra un tesoro

Nada más valedero, para tratar de comenzar con buen pie la semana que hoy se inicia, que el viejo adagio que reza "quien encuentra un Amigo, encuentra un tesoro".

Y es que nada más cierto que dicha afirmación.

Poder contar, con esos mágicos cómplices de nuestros sueños,triunfos y fracasos,compañeros de juergas y emociones,testigos mudos de nuestras alzas y bajas, apoyo de los momentos difíciles, artífices de la risa, aún en las situaciones más insólitas, constituyen fuente primigenia de afecto y cercana afirmación de la existencia del AMOR.

Sí, lástima que a veces,dentro de nuestra innata condición humana, sólo nos esforzemos desesperadamente por alcanzar la obtención de una pareja, bajo la premisa indubitable de que efectivamente "tiene que existir en alguna parte nuestro par" y es nuestro deber encontarle, y olvidamos,desdeñamos que el Amor siempre ha estado a nuestro alrededor y se manifiesta constantemente, indistintamente de encontrar a esa otra mitad o no, a veces en nuestra familia, y si no, en el maravilloso contingente de amigos que existen a nuestro alrededor.

Todo el mundo tiene, al menos, un amigo (a). Alguien especial y único con qien compartir todas las vicisitudes de este largo y sinuoso camino plagado de alegrías y desencantos,encuentros y desencuentros, desengaños y sobresaltos, amoríos y grandes emociones,entusiasmos y tristezas.

¿Quién no disfruta de la grata compañía de un amigo(a),del entusiasmo compartido de sus sueños y alegrías?¿quién no ha tenido que acompañarles o sentirse acompañado, en los momentos de tristeza,compartiendo, también la lágrima,el llanto y la desesperanza transitoria?, ¿quién no ha tenido ocasión de vivir y morir con ellos, para luego,cual ave fénix, renacer de las cenizas y emprender el vuelto muy alto, en el horizonte,para avisorar una salida?

Nada más certero que la existencias de esos amigos y el calor de su presencia.

Por ello, efectivamente, quien encuentra un amigo,encuentra un tesoro... y Yo, en lo particular,me siento, afortunado y enriquecido, por el valiosísimo e incalculable tesoro de mis queridos amigos, obtenido a lo largo de estas, nada fáciles, pero bien llevadas cuatro décadas de peregrinaje, por estos caminos de Dios, de la mano de estos hermosos y agradables rostros, acobijado en sus brazos, iluminado por el sol y acompañado del brillo de la luna y las estrellas...

Por ello nunca me cansaré de agradecer, a mis queridos amigos, presentes y ausentes, por mantener viva la llama...de esta mortal existencia, plagada a veces de desaliento, pero albergada siempre en la esperanzada alegría de tenerles, para seguir adelante...