jueves, mayo 29, 2008

Se marchito, en su huerto hasta la ultima flor,no hay ni un sauce en la calle mayor, para Penelope...



Penélope,
con su bolso de piel marrón
y sus zapatos de tacón,
y su vestido de domingo.

Penélope,
se sienta en un banco del andén
y espera que llegue el primer tren
meneando el abanico.

Dicen en el pueblo que un caminante paró
su reloj una tarde de primavera.

Adiós, amor mío, no me llores, volveré
antes que de los sauces caigan las hojas...

Piensa en mí, volveré por ti...
Pobre infeliz,
se paró su reloj infantil
una tarde plomiza de abril,
cuando se fue su amante.

Se marchitó
en su huerto hasta la última flor,
no hay ni un sauce en la calle mayor
para Penélope.

Penélope,
tristeza a fuerza de esperar,
tus ojos parecen brillar
si un tren silba a lo lejos.

Penélope,
uno tras otro los ve pasar,
mira sus caras, les oye hablar,
para ella son muñecos.

Dicen en el pueblo que el caminante volvió,
la encontró en su banco de pino verde.
La llamó: "Penélope, mi amante fiel, mi paz,
deja ya de tejer sueños en tu mente...
Mírame, soy tu amor, regresé..."

Le sonrió
con los ojos llenitos de ayer,
no era así su cara ni su piel:
"Tú no eres quien yo espero..."

Y se quedó
con su bolso de piel marrón
y sus zapatitos de tacón
sentada en la estación.

Sentada en la estación.

1 comentario:

Anónimo dijo...

... Me encantó escuchar esta hermosa canción, muy triste, pero linda en verdad. Gracias, querido amigo. Aprovecho para dejarte un saludo, abrazos y mi cariño de siempre. MIGUELINA