viernes, diciembre 08, 2006

El Gigante Egoísta, de Oscar Wilde


En la onda de cuentos y fábulas maravillosas, de esas trepidantes y hermosas historias que desde siempre han alimentado nuestra prodigiosa e interminable imaginación, me permito compartir con Ustedes este clásico inmortal de del maestro Oscar Wilde, que espero disfruten y atesoren tanto como yo .

Ojalá y más pronto que tarde, algún genio creador o estudio fílmico pudiera deleitarnos con una excelente adaptación que permita recrear con imágenes, sonido y música esta gran historia, como en su momento ocurrió con La historia Interminable de Michael Ende y El Señor de los Anillos de Tolkien.

El Gigante Egoísta - Oscar Wilde

Todas las tardes, a la salida de la escuela, los niños se habían acostumbrado a ir a jugar al jardín del gigante.

Era un jardín grande y hermoso, cubierto de verde y suave césped. Dispersas sobre la hierba brillaban bellas flores como estrellas, y había una docena de melocotones que, en primavera, se cubrían de delicados capullos rosados, y en otoño daban sabroso fruto. Los pájaros se posaban en los árboles y cantaban tan deliciosamente que los niños interrumpían sus juegos para escucharlos. -¡Qué felices somos aquí!- se gritaban unos a otros.

Un día el gigante regresó. Había ido a visitar a su amigo, el ogro de Cornualles, y permaneció con él durante siete años. Transcurridos los siete años, había dicho todo lo que tenía que decir, pues su conversación era limitada, y decidió volver a su castillo. Al llegar vió a los niños jugando en el jardín. -¿Qué estáis haciendo aquí?- les gritó con voz agria. Y los niños salieron corriendo. -Mi jardín es mi jardín- dijo el gigante. -Ya es hora de que lo entendáis, y no voy a permitir que nadie mas que yo juegue en él. Entonces construyó un alto muro alrededor y puso este cartel: Prohibida la entrada. Los transgresores serán procesados judicialmente.

Era un gigante muy egoísta. Los pobres niños no tenían ahora donde jugar. Trataron de hacerlo en la carretera, pero la carretera estaba llena de polvo y agudas piedras, y no les gustó. Se acostumbraron a vagar, una vez terminadas sus lecciones, alrededor del alto muro, para hablar del hermoso jardín que había al otro lado. -¡Que felices éramos allí!- se decían unos a otros. Entonces llegó la primavera y todo el país se llenó de capullos y pajaritos. Solo en el jardín del gigante egoísta continuaba el invierno. Los pájaros no se preocupaban de cantar en él desde que no había niños, y los árboles se olvidaban de florecer. Solo una bonita flor levantó su cabeza entre el césped, pero cuando vio el cartel se entristeció tanto, pensando en los niños, que se dejó caer otra vez en tierra y se echó a dormir. Los únicos complacidos eran la Nieve y el Hielo. -La primavera se ha olvidado de este jardín- gritaban. -Podremos vivir aquí durante todo el año

La Nieve cubrió todo el césped con su manto blanco y el Hielo pintó de plata todos los árboles. Entonces invitaron al viento del Norte a pasar una temporada con ellos, y el Viento aceptó. Llegó envuelto en pieles y aullaba todo el día por el jardín, derribando los capuchones de la chimeneas. -Este es un sitio delicioso- decía. -Tendremos que invitar al Granizo a visitarnos. Y llegó el Granizo. Cada día durante tres horas tocaba el tambor sobre el tejado del castillo, hasta que rompió la mayoría de las pizarras, y entonces se puso a dar vueltas alrededor del jardín corriendo lo más veloz que pudo. Vestía de gris y su aliento era como el hielo. -No puedo comprender como la primavera tarda tanto en llegar- decía el gigante egoísta, al asomarse a la ventana y ver su jardín blanco y frío. -¡Espero que este tiempo cambiará! Pero la primavera no llegó, y el verano tampoco. El otoño dio dorados frutos a todos los jardines, pero al jardín del gigante no le dio ninguno.

-Es demasiado egoísta- se dijo. Así pues, siempre era invierno en casa del gigante, y el Viento del Norte, el Hielo, el Granizo y la Nieve danzaban entre los árboles. Una mañana el gigante yacía despierto en su cama, cuando oyó una música deliciosa. Sonaba tan dulcemente en sus oídos que creyó sería el rey de los músicos que pasaba por allí. En realidad solo era un jilguerillo que cantaba ante su ventana, pero hacía tanto tiempo que no oía cantar un pájaro en su jardín, que le pareció la música más bella del mundo. Entonces el Granizo dejó de bailar sobre su cabeza, el Viento del Norte dejó de rugir, y un delicado perfume llegó hasta él, a través de la ventana abierta. -Creo que, por fin, ha llegado la primavera- dijo el gigante; y saltando de la cama miró el exterior. ¿Qué es lo que vio? Vio un espectáculo maravilloso. Por una brecha abierta en el muro los niños habían penetrado en el jardín, habían subido a los árboles y estaban sentados en sus ramas. En todos los árboles que estaban al alcance de su vista, había un niño. Y los árboles se sentían tan dichosos de volver a tener consigo a los niños, que se habían cubierto de capullos y agitaban suavemente sus brazos sobre las cabezas de los pequeños. Los pájaros revoloteaban y parloteaban con deleite, y las flores reían irguiendo sus cabezas sobre el césped. Era una escena encantadora. Sólo en un rincón continuaba siendo invierno. Era el rincón más apartado del jardín, y allí se encontraba un niño muy pequeño. Tan pequeño era, no podía alcanzar las ramas del árbol, y daba vueltas a su alrededor llorando amargamente. El pobre árbol seguía aún cubierto de hielo y nieve, y el Viento del Norte soplaba y rugía en torno a él. -¡Sube, pequeño!- decía el árbol, y le tendía sus ramas tan bajo como podía; pero el niño era demasiado pequeño. El corazón del gigante se enterneció al contemplar ese espectáculo.

-¡Qué egoísta he sido- se dijo. -Ahora comprendo por qué la primavera no ha venido hasta aquí. Voy a colocar al pobre pequeño sobre la copa del árbol, derribaré el muro y mi jardín será el parque de recreo de los niños para siempre. Estaba verdaderamente apenado por lo que había hecho. Se precipitó escaleras abajo, abrió la puerta principal con toda suavidad y salió al jardín. Pero los niños quedaron tan asustados cuando lo vieron, que huyeron corriendo, y en el jardín volvió a ser invierno. Sólo el niño pequeño no corrió, pues sus ojos estaban tan llenos de lágrimas, que no vio acercarse al gigante. Y el gigante se deslizó por su espalda, lo cogió cariñosamente en su mano y lo colocó sobre el árbol. El árbol floreció inmediatamente, los pájaros fueron a cantar en él, y el niño extendió sus bracitos, rodeó con ellos el cuello del gigante y le besó. Cuando los otros niños vieron que el gigante ya no era malo, volvieron corriendo y la primavera volvió con ellos. -Desde ahora, este es vuestro jardín, queridos niños- dijo el gigante, y cogiendo una gran hacha derribó el muro. Y cuando al mediodía pasó la gente, yendo al mercado, encontraron al gigante jugando con los niños en el más hermoso de los jardines que jamás habían visto. Durante todo el día estuvieron jugando y al atardecer fueron a despedirse del gigante. -Pero, ¿dónde está vuestro pequeño compañero, el niño que subí al árbol?- preguntó. El gigante era a este al que más quería, porque lo había besado. -No sabemos contestaron los niños- se ha marchado. -Debéis decirle que venga mañana sin falta- dijo el gigante. Pero los niños dijeron que no sabían donde vivía y nunca antes lo habían visto. El gigante se quedó muy triste. Todas las tardes, cuando terminaba la escuela, los niños iban y jugaban con el gigante. Pero al niño pequeño, que tanto quería el gigante, no se le volvió a ver. El gigante era muy bondadoso con todos los niños pero echaba de menos a su primer amiguito y a menudo hablaba de él. -¡Cuánto me gustaría verlo!- solía decir. Los años transcurrieron y el gigante envejeció mucho y cada vez estaba más débil. Ya no podía tomar parte en los juegos; sentado en un gran sillón veía jugar a los niños y admiraba su jardín. -Tengo muchas flores hermosas- decía, pero los niños son las flores más bellas.

Una mañana invernal miró por la ventana, mientras se estaba vistiendo. Ya no detestaba el invierno, pues sabía que no es sino la primavera adormecida y el reposo de las flores. De pronto se frotó los ojos atónito y miró y remiró. Verdaderamente era una visión maravillosa. En el más alejado rincón del jardín había un árbol completamente cubierto de hermosos capullos blancos. Sus ramas eran doradas, frutos de plata colgaban de ellas y debajo, de pie, estaba el pequeño al que tanto quiso. El gigante corrió escaleras abajo con gran alegría y salió al jardín. Corrió precipitadamente por el césped y llegó cerca del niño. Cuando estuvo junto a él, su cara enrojeció de cólera y exclamó: - ¿Quién se atrevió a herirte?- Pues en las palmas de sus manos se veían las señales de dos clavos, y las mismas señales se veían en los piececitos. -¿Quién se ha atrevido a herirte?- gritó el gigante. -Dímelo para que pueda coger mi espada y matarle. -No- replicó el niño, pues estas son las heridas del amor. -¿Quién eres?- dijo el gigante; y un extraño temor lo invadió, haciéndole caer de rodillas ante el pequeño. Y el niño sonrió al gigante y le dijo: -Una vez me dejaste jugar en tu jardín, hoy vendrás conmigo a mi jardín, que es el Paraíso. Y cuando llegaron los niños aquella tarde, encontraron al gigante tendido, muerto, bajo el árbol, todo cubierto de capullos blancos.

10 comentarios:

Daniela dijo...

Freddy...mientras leía todo, vinieron a mi mente tantos pensamientos, me imaginé un lugar donde nunca entrará el sol porque molesta al gigante. Las tanquetas tapan su respiración, se asoma y no oye ni un pájaro, los niños afuera en la calle. Sólo me queda la esperanza que aparezca ese bello pequeño y quiera montarse en unos de esos artefactos y para el día de Navidad se le aparezca y le diga... fuíste bueno conmigo , vengo a buscarte...que felicidad.
Besos cómplices.

EXCLUSIVA- TEL.2076.6111 dijo...

HOLA!, COMO ESTAS?, HACE TIEMPO QUE NO PASO POR AQUI, DEBIDO A QUE ESTOY SIN P.C. DESDE HACE UN MES Y MEDIO, QUIZA EN LA PROXIMA SEMANA SOLUCIONE EL TEMA.
Y COMO POSTEO Y RESPONDO LO QUE PUEDO DESDE EL CIBER, SE ME HACE IMPOSIBLE LEER TODO, ASI QUE CUANDO VUELVA A CONECTARME DESDE CASA, LEERE TODO, LO PROMETO.
SOLO PASE PARA SALUDARTE.
HJASTA PRONTO

Gavriel dijo...

Freddy: muy hermoso cuento que compartiste con nosotros.
Hasta podría arriesgarme a decir que es el más lindo que leí.
El mensaje me hace acordar a las firmes palabras de Cristo:
"Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí." Juan 14:6
También como el gigante fue una nueva persona, me acordé de:
"En verdad, en verdad te digo: A menos que el hombre naciere de nuevo, no puede ver el reino de dios." Juan 3:3
Y todo el cuento enseña algo fundamental para vivir feliz: el AMOR. Como dice Jesús:
"Esto os mando, que os améis los unos a los otros." Juan 15:17

Un abrazo inmenso y mucha gracias amigo.

tormenta del mar dijo...

Freddy: Prometo leer el cuento, estoy agotada, aquí hoy hizo mucho calor! Me voy a la cama, pero antes...te dejo el beso de las buenas noche!!!!!
Qué tengas la mejor semana de tu vida!!!!! Mirá que te lo desea un Hada???

Besos amigo!

FEVC dijo...

¡Gracias a todos los queridos amigos q pasaron por acá!

Daniellha me gusta tu versión y hago votos sinceros para que se popularice, ¡Besos cómplices para ti tambiém!

Gladys,gracias por pasar amiga,tenía bastante tiempo sin saber de ti,¡Besos!

Gabrielus, agradecidas palabras de afecto, extraordinaria tu colaboración para enriquecer este post,como siempre...genial,
¡un abrazote amigazo!

Tormenta amor, gracias por ese beso de buenas noches y esos extraordinarios deseos, los necesitaba!pero por favor lee el cuento,¿vale?,¡Besos y deseos mortales para ti también!

Anónimo dijo...

Que historia tan tierna, te agradezco el gesto de escribir sobre este tipo de temas, ya te lo había comentado cuando escribiste sobre "la niña de los cerillos" son relatos llenos de mágia y sencibilidad, historias tan necesarias en estos tiempos y tan oportunas para transmitir en televisión por ser un medio tan accesible y el más cercano a la colectividad. Ojala este tipo de narraciones se divulgen con más frecuencia en medios accesibles que no permitan alejarnos por completo de esa parte bonita que guardan las historias llenas de mágia y mensajes positivos. La verdad es que al leerlos se adentras en el relato aún a sabiendas q' es solo eso, pero te distrae y concentras en su contenido, una buena manera de escapar por unos momentos de las duras y difíciles circunstancias y realidades de la vida. Te felicito por tu blogg como siempre, sigue escribiendo amigui que siempre estoy pendiente de leerlo. Un abrazo.

FEVC dijo...

Gracias Cynthia por tus opiniones y afecto,trataré, en cierta medida, de intercalar relatos o narrativa de interés, para compartir con gente linda como ustedes. ¡Abrazos agradecidos!

Anónimo dijo...

Este cuento ya lo había leído y de verdad es hermosísimo. Tienes razón en cuanto a que sería fantástico que algún genio del mundo del cine nos deleitara con una adaptación de este maravilloso relato. Lo disfruté nuevamente y lo agradezco, así aprovecho y me voy a la ca-mi-ta. Gracias y antes de irme por hoy, te comento que si no es mucho pedir, aunque esa onda de cuentos y fábulas y de hermosas historias haya sido a destiempo, espero que la retomes, hay una historia que me encanta, cuando la leí por primera vez, no pude evitar las lágrimas, me conmovió su contenido porque es el relato de un amor eterno, un amor que nació en la infancia y perduró por siempre...Balada de Hans y Jenny
Aquiles Nazoa. Abrazos mi querido amigo y muy buenas noches. TQM. MIGUELINA 20/10/07

Anónimo dijo...

Sabes? además de lo que te expuse en mi comentario anterior te digo que este cuento particularmente tocó mi fibra, pues no solo por el hermoso contenido y enseñanza que nos deja, sino por la especial descripción que hace acerca de los árboles, que como sabes son particularmente una cosa de este mundo que me gustan mucho.
Los árboles son como la mano de Dios tendida aquí en la tierra, nos dan sombra, cobijo y hasta frutos con los cuales podemos deleitarnos y por si fuera poco, existen unos que florecen y embellecen nuestro entorno. Quizá también por ello me identifico con el dolor que expresabas ante la descomunal desaparición de ellos en nuestra ciudad debido a las labores del Metro, es una acción sin precedente cuyas consecuencias solo se verán en un futuro no muy lejano, es una pena verdad?...pero volviendo a nuestro cuento es mucho lo que nos enseña. Nos habla del egoísmo innecesario en el que a veces vivimos, creyendo que con ello podemos ser felices, nos habla de la amistad verdadera que nace del simple gesto de compartir, solidarizarse y con ello engrandecer la esencia de la que fuimos hechos, fuimos hechos producto del amor, ese que a veces olvidamos, pero fíjate hay algo que me gusta aún más de este relato, y es la capacidad que tuvo el gigante para CAMBIAR de actitud, reconoció su egoísmo y se decidió a compartir, y sin darse cuenta recibió a cambio tanto afecto y cariño que logró encontrar regocijo y felicidad en ello.
La escena que describe a su niño preferido con las manos y pies heridos, sin duda es una semblanza del Hijo de Dios diciéndole: estas son las heridas del amor.
NO lo olvidemos, aquel que sacrificó su vida para lavar nuestros pecados y es quien finalmente nos conducirá al Paraíso del cual todos estamos llamados a formar parte.
Simplemente hermoso, y tan extasiada quedé que quise venir temprano a dejarte saber lo mucho que lo disfruté. Gracias por compartir tan bello relato.
Sé que tal vez no venga al caso, pero te quiero compartir un sueño que siempre he tenido, sueño con poder sembrar árboles un día, al menos uno, plantarlo y regarlo mientras pueda, dejarle a la posteridad la misión de cuidarlo, es también quizá una forma de agradecerle a Dios la vida, ésta con la que aún puedo y disfruto, comparto, amo y sueño....Feliz día, para tí mi querido amigo, y gracias de nuevo por seguir allí... Abrazos. MIGUELINA 20/10/07

Anónimo dijo...

En este rincón siempre es primavera...desde aquí puedo ver los capullos blancos, y las flores y escuchar el canto de los pájaros...Gracias por permitirme volar la imaginación, se despiertan todos los sentidos. Gracias de corazón...querido amigo. MIGUELINA 20/10/07