martes, octubre 09, 2007

¡Escuchando y disfrutando los colores en el viento, mientras se destierra el uso de la inapropiada frase: qué diferencia!



Para sosegar un poco la angustia de estos tiempos de intolerancia, de cambios drásticos y daños irreparables a la madre tierra...escuchemos a la estrella mexicana Susana Zabaleta, interpretando el tema ganador del Oscar, como mejor canción Original de la peli de Disney Pocahontas, que popularizara en inglés la hermosa Vanessa Williams.

Como arrullo y canción de cuna, para reconciliarnos con nosotros mismos, e incluso tratar de olvidar, de momento, la mezquindad que nos rodea, específicamente una situación puntual,el caso de una persona, que muy a la calladita, bajo una indefensa e inocente piel de cordero, aparenta ser una cándida y correcta persona (sobre todo cuando en realidad laboralmente se encuentra asando dos conejos a la vez y esto, ojo, no corroborado por mi persona, sino, lo que es peor, por ella misma ante la mirada testimonial y sorprendente de sus amigas y compañeras de trabajo, en el propio lugar de los acontecimientos, quienes creían en ella y hasta la fecha, tienen dislocada la quijada de la impresión recibida, a quienes contó del doble play, mostrando "incautamente"del cheque de bonificación y del pago paralelo, mientras hace creer a su actual patrono, que se encontraba disfrutando de su licencia maternal, descanso pre y postnatal,qué tal????).

Cual argumento de película de suspenso: Una joven de voz dulce y gracil andar, que vocifera en todo momento de tener un marido que no la deja ser, que la cela de todo el mundo e incluso de uno de sus compañeros, a quien le advierte, que por favor, no la trate con mucha confianza, para evitar problemas (?), que además se convirtió a los ojos de sus compañeros de labor, en imprescindible referencia de perfección laboral, acreedora en principio de consideración, afecto y respeto, al punto de que todos, unánimemente aclamen: ¡Coño, qué diferencia!,¡nadie se le iguala, hay que ayudarla, hay que buscarle un cargo, porque se lo merece!, se torna entonces una referencia obligatoria en el trabajo y se gana la confianza de todos, para finalmente, bajo el más servilismo extremo, dar el zarpaso, sacando a relucir su verdadera personalidad y al sentirse descubierta, causar daño a los demás, evidenciando presuntamente burlas y traiciones cometidas por parte de quienes, sólo hicieron, lo que el común denominador realiza, en todo ámbito laboral, referirse jocosamente al jefe, criticar las erróneas actitudes, de las que ella también formaba parte, se reía, expresaba su opinión y hasta escribía (hay suficientes pruebas de ello,) sin más ni menos, e incluso con ello, echando por tierra no sólo el afecto y cariño sincero que en buena lid se presumía había ganado, sino además, la lucha a brazo partido y contracorriente, realizada por este servidor para garantizarle un puesto, por reconocer sus méritos laborales y apoyarle para conseguir su "lugar en el universo laboral", reconociendo el mérito que se pensaba le era inherente, a pesar de cierta extraña sensación, de que algo andaba mal, pero confiado en que eran vainas raras o falsos prejuicios de uno, que es un mal pensado que anda viendo fantasmas por todos lados y que había de descartar, propios de una desconfianza extrema, dado que la opinión generalizada, era la de su excelencia...como para aprender a vivir y no desconfiar jamás, de la intuición y la experiencia, para en lo adelante, al tratar de hacer un bien, averiguar primero, de quién se trata y lo que se esconde más allá del aparente dulce trato!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué linda canción!! y buena manera de apaciguar tanto embrollo laboral...
Con ella volvemos a la calma y nos reconciliamos con el mundo, ese que cada día parece estar más loco, y te das cuenta en la calle, a pie, andando en carro, en cualquier lugar...Saludos y abrazos. MIGUELINA

FEVC dijo...

Amiga, ¡Ni te imaginas lo del embrollo, que no es tanto lo incómodo, sino lo triste y desesperanzador que resulta!Verdaderamente desmoralizante, al punto de que, lamentablemente me impele a juzgar a casi todos los de mi entorno laboral por igual,o al menos ratificar lo expresado en post anteriores referidos al bozal de arepa, que lamentablemente pesa y puede más que cualquier consideración afectiva, a pesar de estar consciente de lo injusto,
pero qué le voy a hacer, si también soy humano y de verdad, me siento tan asqueado, que tuve que hacer un esfuerzo descomunal en la mañana de hoy, para venir a trabajar.En fin, qué se le vá a hacer.