viernes, mayo 18, 2007

Diferencias irreconciliables para vivir "infelices por siempre" ¿en nombre del amor?...



Se ha escrito mucho acerca de la dificultad del sostenimiento de las relaciones interpersonales entre los seres humanos. El hombre, también se ha dicho, es un ser sociable por naturaleza, que requiere y debe "convivir "en sociedad (no "suciedad", que es lo que comúnmente se estila) para lograr un crecimiento personal, ciudadano y grupal, que permita, no sólo alcanzar niveles adecuados de satisfacción propio sino además, la consagración del orden social y su adecuación ciudadana encaminada al desarrollo. No obstante, en condiciones normales, que difícil resulta ponernos de acuerdo, cumplir con las reglas de comportamiento ciudadano, acatar un código ético que medianamente permita mantener dicho status quo e incluso, más específicamente, el sostenimiento de la vida en pareja, que en si mismo implica, un "tira y encoge" natural que requiere de concesiones de parte y parte para mantener cierto equilibrio.

Qué cosa tan curiosa, que siendo "iguales" en cuanto a género y sexo, atendiendo a nuestra conformación biogenética sexista por excelencia y por supuesto, individualmente distintos, se generen a diario tantas discrepancias, a veces, por situaciones, aparentemente insignificantes y domésticas, pero que al descuidarse, son como la pequeña bola de nieve que se deja caer por una ladera y se convierte en una inmensa bola incontenible capaz de destruir lo que se atraviese a su paso.

Así pues, no expresemos ahora las diferencias ciudadanas, esas que ideológicamente ubican a bandos opuestos de congéneres capaces de destruirse a si mismo por creencias religiosas, políticas y sociales, tan de moda últimamente y con sostenido frenesí sobre todo en nuestra entristecida entidad político territorial, ello nos llevaría a una diatriba sin fin ni solución aparente que no fuere la autodestrucción, de momento.

Expresémonos entonces, en función de esas pequeñas diferencias de la vida en común, o en Pareja, que ab inicio son desestimadas por las "mariposas en el estómago" y fe creciente de que "el amor todo lo puede", porque Amor, "es entregarse por completo sin esperar nada a cambio" (como diría mi adorada Luisa Antonia, ¡sí, como nié!), asumir esa premisa, es condenarse al más atribulado y latinoamericano sentimiento, ese del toma este puñal, córtame las venas). Quines aún crean en ese adagio les recomiendo se den una ducha de agua bien fría, se tomen un trago en las rocas y asuman con verdadera conciencia que están en un aprieto y si no quieren condenarse a vivir en el abismo de las lamentaciones, deben tomar cartas en el asunto y asumir la realidad de las cosas, tratar de darse su espacio y concederlo a su otra parte.

Sin escándalos, showcitos, como dice un conocido, que a pesar de lo que pregona, vive criticando permanentemente a su consorte, sin quererse dar cuenta de sus actitudes, prepotencia, maldiciones proferidas, ataques repentinos, que luego trata de aplacar con una disculpa, generalmente expresada en un mensaje de texto, hasta que vuelve a explotar e iniciar con ello un circulo vicioso que pareciera no tener final. Su consorte, por otra parte, también comete errores, pero a veces incurre en ellos, producto del mismo atosigue del otro que vive de peo en peo, recriminando, criticando, etcétera, lo cual genera una tensión que a veces se esconde en una tensa calma hasta que se vuelve a materializar la aguerrida batalla campal del "festival de la sola razón".

La verdad absoluta no existe, así como nuestro deber es encontrar el camino a nuestra propia felicidad en la tierra, sin generar la infelicidad de los demás, es necesario entonces tratar de establecer reglas claras de comportamiento y entender que estas han de flexibilizarse en el sentido de nuestra propia esencia humana y mundana tan imperfectible individualizada.

Es precisamente esa imperfectibilidad, la que hay que tomar en consideración, de manera conciente y sin arrecheras, para tratar de acompasadamente sobrellevar, cuando se vive en pareja y compendiar con del otro(a) para seguir adelante. Si ello no es posible, ¿para qué seguirnos complicando la existencia, torturándonos y obligándolos a sostener lo insostenible, si la vida es tan breve y se nos puede ir en un suspiro, o entre un disgusto, una calentera de esas?,tendríamos entonces que proceder a "pegar la vuelta", seguir solos por el camino de las losas amarillas, a ver si en dicho tránsito, nos encontramos a un afín o si ello no fuere posible, vacilarnos la parte el resto del trecho, con la gente amigable que encontramos hasta llegar a nuestro destino final…

Feliz fin de semana, donde quiera que se encuentren todos mis queridos amigos presentes y ausentes…


1 comentario:

Anónimo dijo...

Aplaudo de pie lo que has escrito...en aras de esa búsqueda de paz interior tan necesaria para poder VIVIR en paz con el resto del mundo, se hace necesario DARSE CUENTA, que en efecto, necesitamos del otro para convivir, pero si esta convivencia no resulta lo esperado, para qué seguir "atados"?
Me uno a aquel viejo adagio "más vale sola que mal acompañada", quizá era tiempo de sentirlo, de decirlo, pero sobre todo VIVIRLO. En estos momentos no sé qué esperar de la vida, lo único que me ocupa es saber cómo seguir adelante, bajo ninguna sombra que me diga qué hacer o pensar. Solo seguir adelante, porque la vida es una y siento ahora más que nunca tener fuerzas, valor y mucha fe de que todo va a salir bien, pues si Dios está con nosotros, quién en contra?
Quizá no sea yo la más indicada para hablar de ello, pero gracias a Dios HOY pude darme cuenta, que mi PAZ vale mucho más y mi felicidad, más aún... Hoy alguien pegó la vuelta en mi vida y espero haya sido lo mejor para ambos.
En medio de todo, doy gracias a Dios por tener con quien compartir estas cosas, aunque medianamente pero segura de que al final del camino no estamos solos... Dios está con nosotros y gracias a EL puedo contar con amigos maravillosos como tú. Un fuerte abrazo y mi cariño de siempre desde acá. DOMINGO 20/05/2007 MIGUELINA