martes, julio 04, 2006




Por Luisa Antonia!
Siempre se ha estimado (y sobrevalorado incluso) el poder del Amor, sobre todo el de los abuelos. Se dice que es un amor más puro y desenfadado, más permisivo. Consentidores (alcahuetes) dicen que son todos los abuelos y éstos se escudan en ratificar esa afirmación, al expresar que a los nietos se les quiere dos (2) veces, como tales, es decir, como nietos y como hijos de los hijos. El caso es que esta afirmación tiene sus matices. No todos los abuelos son extremadamente cariñosos, empalagosos y no por ello dejan de ser abuelos!. Si, son cariñosos, pero no todos llegan a ese extremo de dulzura amilbarada, caramelito de miel, algodón de azúcar.
Y es que, a mi entender eso va reñido con la naturaleza humana. Nuestro género, como tal abarca en su esencia descriptiva, una concepcion neutral, que en desarrollo y ejecución puede desplegar las dos tonalidades que marcan el devenir del comportamiento humano en su más pura concepción axiológica: el bien y el mal. No somos buenos ni malos, sino simplemente humanos. Podemos llegar a tener reacciones desmedidas de resentimiento, ser crueles, despiadadaos irracionales y ala vez enternecernos con la lágrima de un niño, ayudar a un anciano indigente, etc. De ahí el por qué esa maravillosa ambivalencia puede hacernos inmensamente grandes o terriblemente pequeños, pese a la "estereotipia del delincuente", aquella vieja regla que históricamente expresa, que todo sujeto de rostro ajado, ojeras pronunciadas, cicatriz en la cara y vestimenta andrajosa, tiene que ser un delincuente!. Pero bueno, esa es harina de otro costal, no quiero ponerme "profundo"... Volvamos a los abuelos.
Y es que en este ámbito me considero también, gracias a Dios, afortunado. Porque mi abuela materna, Luisa Antonia, quien hoy cumple nueve (9) años de fallecida, siempre ha sido y lo seguirá siendo, para mi, algo especial.
Tal vez el hecho de haber pasado la mayor parte de nuestra vida a nuestro lado, en mi familia, nuestros abuelos maternos forman parte indisoluble de nuestra existencia, porque, repito, siempre les tuvimos cerca y eso hizo que la relación que se tornara a nuestro alrededor fuera de total empatía.
Mi abuela materna siempre fué una mujer recia, de carácter fuerte. a los ojos de todos, sobre todo extraños, era una suerte de mujer cascarrabias. No era una persona remilgona ni la representación de la dulzura empalagosa de las ancestrales abuelitas consentidoras! pero en medio de su aparente aspereza e intransigencia, sabía querer. Fue hija de descendientes de isleños (Canarios que emigraron de españa hace muchísimos años). Abandonados desde pequeños por un padre que ni siquiera les reconoció, ella y sus tres hermanos tuvieron que lidiar con la pobreza y no pocas privaciones, más sin embargo de la mano laboriosa de mi bisabuela (quien casi pierde la vista de tanto coser) lograron salir adelante y procurarse ser hombres y mujeres de bien. Manuel Clemente, Ligia, Luisa y Arnaldo salieron adelante. Casada tempranamente y víctima de un matrimonio atroz, que brevemente devino en divorcio (en una época en la que divorciarse era un verdadero tabú y la mujer que lograra hacerlo, lejos de ser una heroína, se convertía en carnada fácil de prejuicios y comentarios subidos de tono!, logró, contra viento y marea, encontrar la estabilidad familiar y la paz al lado de quien hoy es mi abuelo, Jesus Eduardo, de quien también les contaré en ulterior oportunidad), quien pese a la oposición familiar logró, contra viento y marea, formar una familia con cuatro hijos: Eduardo, Ligia, Beatriz y Alexis y salir adelante.
Como les contaba, mi abuela no era una persona fácil. Estricta, "jodida" como solia decirse y aún se dice en el argot popular, no era perita en dulce y fué una madre autoritaria, severa y poca cariñosa, porque las cosas las decia tal cual eran, no se andaba con remilgos.
Si te quería, te bajaba el cielo y si te odiaba, más vale te escondieras!, por defender su razón era capaz de todo, tal vez producto de las tantas veces en las que tuvo que bajar la cabeza y tragar grueso, teniendo la razón, ante el comentario inoportuno y el cuchicheo de muchos, incluso los más cercanos, que al criticar con desdén, dejaban de apreciar el pálido reflejo de sus miserables vidas para regodearse en los naturales defectos de las de los demás.
No acostumbraba besuquear ni ñongear, pero aún así sabía dar la razón a quien la tuviera y permitía acercarse lo suficiente a ti, para hacerte saber que le importabas. Decía no cuidar muchachos, porque bastante había tenido con criar sola los de ella y aún así, bastantes veces estuvo a nuestro lado cuando mamá estaba enferma, y si no era así, igual vivía a tres casas de la nuestra, lo que particularmente me permitió establecer el comando general de mi microuniverso particular en su casa, hacerla mía y con ello, ser copartícipe de su vida.
Siempre fue difícil, pero honesta, estuvo a mi lado para validar mis decisiones familiares, llegando a crear a veces, auténticas situaciones de celo con mis padres.
Fué mi representante, cuando en la educación primaria, me otorgaron una beca como estudiante ejemplar (mi primer reconocimiento estudiantil, que por cierto, ella me lo consiguió) y era quien religiosamente asistía todos los meses a cobrarla por ser yo menor de edad.
Realizaba unos desayunos deliciosos (al menos unos sandwichs que nunca olvido y a pesar de su sencillez, por más que trato de hacerlos a su modo, nunca me salen igual), un dulce de batata con piña demasiado bueno y unas caraotas rojas y negras como nunca nadie más ha de hacerlas!. En su adultez, corrió con la mala suerte de caerse y romperse los ligamentos de las rodillas, lo cual le degeneró toda suerte de dolencias (reemplazo de rodillas y cadera) hasta que producto del corazón y quizás muy probablemente de una mala praxis médica, le sobreviniera un infarto que la apartase físicamente de nosotros.
Parece mentira haber vivido y presenciado su partida, sobre todo para mi, que siempre manifesté públicamente el preferir partir antes que ella!. Por ello hoy día quiero, con la dispensa de ustedes, permitirme utilizar este espacio para rendir tributo a una figura mítica de mi existencia, a quien añoro y atesoro como uno de mis más grandes amores...
Ninguno de mis siete hermanos podemos olvidarla ni erradicarla de nuestra memoria y afectos, y particularmente yo, siempre la llevo conmigo, en un bolsillo de la camisa o en un recóndito lugar de mi corazón...en lo más profundo...donde anidan los afectos... con su cabeza blanca, su rostro amable, su ceño fruncijo, su risa estruendosa y su perenne olor a polvo (talco para damas) ... Donde quiera que te encuentres Luisa Antonia, recuerda que aqui en la tierrra, tus nietos, los de Beatriz, y particularmente el mayor de ellos, te recuerda con verdadero afecto y no se cansa de agradecer al buen Dios la gracia de concederle el honor de tenerte como abuela.... y ¿sabes algo querida abuela? aún sigo pensando firmemente, que hubiese sido mejor para mi, haberme ido primero, que vivir el dolor de verte partir!... Descansa en paz..

2 comentarios:

FEVC dijo...

Teo ¡no te imaginas la emoción y orgullo que me causa leer lo que has escrito!, a decir verdad,éste es mi post favorito del blogg...
El más auténtico y el que refleja certeramente mi sentir. Gracias hermano por haber compartido conmigo la nostalgia y avivado ese amor hacia nuestra Luisa Antonia...
¿sabes algo?lo vivido no nos lo quita nadie y quedará grabado para siempre en nuestros corazones y afectos. ¡Un abrazo y muchos besos de tu hermano que te quiere y recuerda siempre"!

Anónimo dijo...

Freddy, Dios bendiga a Doña Luisa, tuve el placer de conocerla un poco, pero qué bueno que conocí su mujer lado, la estricta y poco cariñosa que describes me resulta inimaginable, siempre fue muy dulce y amable con nosotras, (refiriéndome a Nancy), también recuerdo que había que hablarle en voz muy alta para que nos atendiera, pero ello no impedía el compartir con un ser verdaderamente especial, particularmente siempre he sentido afecto por tu familia Freddy y creo que ello te consta, al abuelo Eduardo le tengo cariño inmenso , el secreto que tengo es que NUNCA hablamos de política, me gusta charlar con él, me da mucho gusto porque uno siempre aprende de la gente mayor que uno, y me infunde mucho respeto, lamentablemente no tuve el placer de conocer a mis abuelos, quizá por ello adopté en mi corazón a los tuyos. Es dulce saber que tenemos a quien recordar con tanto cariño. Desde el cielo, sé que estará colmándole de bendiciones.. mi cariño para tí, mi querido amigo.MIGUELINA 26/04/07