lunes, septiembre 05, 2011

COMO VAYA VINIENDO;…












...,Vamos viendo, así podría describirse,buena parte de nuestra errática historia patria; y, causalmente también así se titula el bipersonal espectáculo que el dramaturgo Ibsen Martínez ha montado sobre las tablas para exorcizarse, compartir con el gran público respecto a uno de los más grandes sucesos de nuestra historia melodramática televisiva y hacer una suerte de ejercicio intelectual, respecto a si ello constituyó o no el detonante que iniciara el principio, de nuestro fin democrático.

Ibsen, trae a colación los sucesos que inspiraron, desarrollaron e incitaron la creación del dramático "Por Estas Calles", suerte de radiografía telenovelesca de nuestro país y su descomposición social, moral, política y vivencial, bajo filosofía criolla, argot popular y buen humor, que a finales de los 90 se emparentara involuntariamente con los estallidos sociales que generaron la salida del Presidente Carlos Andrés Pérez, la transitoriedad de Ramón J, la llegada del "Chiripero" y lo que es peor, la instauración del mal que tanto retraso, muertes, miseria, desesperación y angustia ha generado durante los mas recientes 13 años de nuestro acontecer patrio.

Para hacerlo, se vale, además de si mismo, de su mejor interlocutor, el mas popular de los personajes de su dramático, Eudomar Santos, interpretado magistralmente por quien lo caracteriza: Franklin Virguez. Es a través de este venezolano de pura cepa, que nos reímos, reflexionamos, nos arrechamos y lloramos al constatar que a fin de cuentas, mas allá del que se levanta tempranito para pretender salir airoso de la rutina cotidiana (sin saber si ha de regresar ileso de ella), no somos más que lo siempre hemos sido; parte de la crónica de una muerte anunciada; barajita repetida; Romeo y Julieta, Titanic; la Dama de las Camelias, King Kong, El Campeón, La tragedia del Hindemburg; El Desastre de Cassandra; El viaje de los Condenados; historias populares o no, cuyos finales ya sabemos y ante los cuales, a veces; valdría la pena preguntarnos; si ya sabemos el final, para qué emocionarnos?. Todo ello, bueno, con la tímida esperanza, al menos de que algún día, nos atreviéramos a reescribir esa historia, para cambiar, su trágico final.

Excelente oportunidad de reflexionar sobre la televisión venezolana, la ambigüedad creativa, los avatares del ser(su insoportable levedad, como expresaría Kundera) y, por supuesto, nuestra, no tan aguerrida, e inescapable, venezolanidad!

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