Te lo escribo, te lo escribo, te lo vuelvo a repetir; aunque con ello, sienta a veces, que se me escape la vida, en un suspiro; Y es que, Sí, fue grandioso, pero también doloroso, duradero, pero efímero; trascendente y, tristemente ahora, irrelevante;un plato delicioso de degustar, que se transformó luego en indigesta muestra de volátiles manjares; porque aunque tú, en tu clara inteligencia y agudo sentir, estabas conteste en la inminencia del inevitable fin, a la vuelta de la esquina; yo sin embargo creía, tal vez obnubilado por la frialdad de la ausencia y el dolor de la reciente pérdida; en la frágil idea de llegar a pensar en la perdurabilidad del afecto, obviando todo aquéllo, que a su vez se encuentra inmerso en la cotidianidad y carencia, incapaz de vislumbrar, más allá de nuestra esencia, lo poco que duraría; sin desmerecer lo hermoso de los pequeños momentos, ni el cariño que ciertamente, después perduraría; para matizarlo todo, incluso; aquéllo que tal vez, por intolerable, creímos no olvidar!
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