lunes, septiembre 15, 2008

Cucu...Cucu!LA AMENAZA ESQUIZOIDE,...Un poquito mas del Mundo Venezolano para el conocimiento del universo entero!



4 / El Mundo / Lunes / Caracas , 15 de Septiembre de 2008


La amenaza esquizoide

«El resentimiento, un virus peligrosísimo inoculado en el interior del cuerpo social, hizo una metástasis explosiva que no perdona a nadie. Parte de esta conducta explica, desde luego, los altísimos índices de criminalidad »

JUAN CARLOS SANTAELLA
La posibilidad de un diálogo inteligente y sin prejuicios se ha convertido, entre nosotros los venezolanos, en una piedra de tranca que obstaculiza cualquier intento de verdadera comunicación. Ya no hablamos, sino que gritamos, vociferamos, insultamos o, caso contrario, se apela a una estrategia silenciosa la cual produce el mismo y terrible efecto: eliminar al otro, demolerlo, tirarlo moralmente en la lona. Todo ello, desde luego, ha generado una severa distorsión psicológica y social, cuyos resultados se pueden comprobar en la vida cotidiana de cada uno de nosotros. El colapso de los procesos comunicativos en el interior de los distintos ámbitos de la vida familiar, social, laboral y política ha generado una lamentable fractura definitiva de dichos vitales procesos. Esta "fractura" verbal pudiera leerse, asimismo, como un hecho que refleja, del mismo modo, la presencia atroz de mentes cerradas, retaliaciones intergrupales, fanatismos políticos de toda índole y un sectarismo ideológico anclado en la irracionalidad y en el cinismo más despiadado. No cabe la menor duda de que, más allá del incesante ruido y del parloteo político, la nación ha fracasado en su intento de lograr un mínimo de concordia comunicativa.

Los prejuicios políticos se instalaron, cual quistes en el cerebro, para originar un proceso de demolición emocional que no mide sus consecuencias. La instauración de tribus y guetos, así como la morbosa defensa de un nacionalismo estupidizante, desplazó a miles de venezolanos hacia zonas de intolerancia alimentadas por la xenofobia y el asco intergrupal. Al parecer ya no nos soportamos más. Ni en el hogar, ni en la calle y aún menos en el trabajo, donde prevalece la desconfianza, la traición, el sapeo y la discriminación por razones ideológicas. El resentimiento, un virus peligrosísimo inoculado en el interior del cuerpo social, hizo una metástasis explosiva que no perdona a nadie, sean ricos o pobres. Parte de esta conducta explica, desde luego, los altísimos índices de criminalidad y accidentes automovilísticos que se registran a diario en nuestro país.

Hay que desahogar la arrechera. Por cualquier pendejada le pegamos un tiro al primero que se nos atraviese o lo devoramos con discursos miserables y humillantes. Como dice un personaje de Samuel Beckett, "todo el país hiede a cadáver". Se trata, por supuesto, de minar por doquier la estructura sentimental de una sociedad que jamás había odiado con tanta fuerza como ahora lo hace, sin escrúpulos y con alevoso sadismo. Muchos se contienen ocultando, por razones de sobrevivencia, la repugnancia que sienten hacia sus semejantes, sus compañeros, amigos e incluso sus familias. Un país, en suma, que extravió el lenguaje, cambiándolo por espantosos códigos sembrados de venganzas y oscuras retaliaciones.

Amos Oz, un brillante escritor israelita, ha señalado que "todo sistema político social que nos convierte a todos y cada uno de nosotros en una isla darwiniana y al resto de la humanidad en enemigo o rival, es una monstruosidad". Más o menos lo que nos está ocurriendo y, lo que es peor, sin advertir conscientemente su presencia. Nuestros lenguajes han fracasado porque el fanatismo, la mente cerrada, la intolerancia y demás perversiones colectivas y privadas fabricaron una actitud de superioridad moral que imposibilita alcanzar acuerdos y concertaciones en torno a legítimas aspiraciones sociales. Y mientras esta superioridad moral, anclada en ambos lados del espectro político, no sea superada, los odios y los fracasos verbales irán abonando un territorio para la guerra frontal. ¿Ocurrirá ciertamente esta locura? Espero que no, aunque existen muchos insensatos que apuestan a ello. Es deseable que en Venezuela no se desaten los integrismos y los fundamentalismos al peor estilo iraní, por ejemplo, cuyo enfermizo líder ha dicho que "hay que borrar del mapa a Israel".

1 comentario:

Anónimo dijo...

...Una manera muy elegante de decir que estamos JODIDOS!!,pero no todo puede ser tan malo ok, yo aspiro y apuesto por la comunicación efectiva, por abrir espacios de entendimiento, permitir y dar cabida a quien piense diferente, bueno,sé que soñar no cuesta nada...
Te dejo un cálido abrazo, amigo del alma.
Gracias por compartir estos temas tan reflexivos. Abrazos y besos de buenas noches...MIGUELINA