viernes, junio 19, 2009

Todo me recuerda a ti...incluso el aire huele a ti!




1 comentario:

Anónimo dijo...

Con una mirada...

"Hace nueve años se me murió un maravilloso perro de nombre Zeus y boxer de raza, tenía ya 14 años y realmente la senilidad se había adueñado de su cuerpo. Fue un compañero, mi amigo, mi guardián y como buen amor, uno de mis dolores de cabeza. Como buen dios del Olimpo mandaba en mi vida y tenía esa magia que poseen los que amamos, de manipularnos hasta salirse con la suya siempre.
Mi buen can, era uno conmigo, cuando me veían en la calle me identificaban como el papá de Zeus y cuando lo veían a él, le decían el perro de Carlos. Era fuerte y siempre me llevaba a pasear a mí. Cuando alguien me invitaba a alguna cena o fiesta, yo preguntaba siempre lo mismo:¿hay un sitio donde dejar el carro, seguro y ventilado? porque lo montaba en el asiento de atrás de mi ford sierra rojo, lo que convertía mi carro en uno de los más seguros vehículos. Así, cuando me veía vestir en la noche, él asumía que siempre estaba también invitado, y movía sin parar su diminuto rabo. Cuando me iba a la fiesta y lo iba a dejar de guardián en el vehículo, le decía: "cuidadito, vengo en un rato y te doy una vuelta", largo a largo en el asiento hasta mi próxima llegada que, a veces, era cuando la conversación estaba mejor, pero ni modo, me tocaba.
Con el tiempo, le comenzaron a fallar las patas y se caía frecuentemente. Cuando lo llevé al veterinario, hombre de gran sensibilidad y claridad, me dijo cálidamente: "ya está muy viejito, por donde lo revisemos vamos a encontrarnos algo, pero en su mirada hay todavía vida, tú que lo amas, mantente atento a su mirada y poco a poco lo vamos llevando, si te mantienes en conexión con él, un día verás en sus ojos que no puede más y ese día haremos lo que hay que hacer".
Yo lloraba desconsoladamente, Zeus me lamía, así pasaron tres meses en un amor íntimo y cercano entre mi perro y yo. Una noche, en plena tragedia de Vargas se hizo pupú encima y cuando lo fui a ver, su mirada cansada - de pronto, como con 50 años más - prácticamente me gritó: ¡NO PUEDO MAS! y enseguida lo cargué y lo llevamos al veterinario, quien al verme, me agarró el hombro y espetó:"lo siento amigo, yo sé lo que es" y procedimos a despojarlo de su cuerpo y a dejarlo para siempre en mi corazón y en mi vida.
Quizás con mi Zeus aprendí lo importante de leer una mirada, de detenerse en el otro. Hasta para oír lo que no queremos...
Hasta la próxima sonrisa."

(tomado de la seccion Hablemos con Carlos Fraga, Revista Dominical 6 de enero 2008, pág. 27)

Este relato tan conmovedor, que me permito compartir, me enterneció y me hizo reflexionar. (de algún modo, me ayuda a prepararme cuando me toque algo similar, aunque creo que nunca estamos preparados para despedirnos de aquellos seres que amamos, no obstante, su hermoso final nos dice que pase lo que pase, habrán de vivir para siempre en nuestros corazones y en nuestras vidas)
Ellos no poseen nuestro propio lenguaje, sin embargo, son capaces de transmitirnos todo su encanto y dulzura con tan solo una mirada.
Miraré desde aquí, en la distancia, pero con los ojos del alma, sin duda...
Feliz mañana, querido amigo. Dios te bendiga y guarde tus pasos siempre. Recibe un abrazo y mi cariño, cuídate, corazón...abrazos y besos. MIGUELINA