miércoles, diciembre 12, 2007

¿Y yo qué hice?


¿Y yo qué hice de mal para llegar hasta esto?
¿Acaso ser diferente?
¿Tratar de defender mi individualidad e incluso, al descubrir que ello no era posible, en esa suerte de valle que pretende ser encantado sin serlo, donde nada es lo que parece, sin oportunidades, donde el que más trabaja, es el que menos gana, la adulancia es la orden del día y la ignorancia la regla, donde complacer a "el Jefe" es la premisa, sin importar que éste se encuentre MFP, arrastrándolo a una debacle, a un camino sin retorno, comprometiendo los recursos y la honra del Municipio, por flojera,incapacidad e ineptitud y donde las amistades se supeditan a no trabajar en equipo ni solidarizarse contigo ante las injusticias para no perder el puesto?

Bueno, sinceramente, si este es el precio que he de pagar por no estar rodeado de dóciles esclavos, de víctimas confesas y de Directores complacientes que, salvo honrosas excepciones (ellos saben quienes son), conocen de lo que hacen y el alcance de sus responsabilidades, en verdad, acepto mi realidad sin quejarme,porque a fin de cuentas,pueden existir contratiempos y limitaciones,pero ni la tranquilidad tiene precio,ni es posible comprar la dignidad,el decoro y el correcto desempeño...
No he podido verte, Enmanuel & Juan Luis Guerra

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ser diferente, único e irrepetible no es un defecto, al contrario, es una virtud y un regalo hermoso que hemos recibido de nuestro Creador.

Nada es comparable a nuestra plenitud y nuestra paz interior. Estar bien con nosotros mismos es lo principal, somos nosotros los únicos responsables de conducir nuestra vida a donde queramos. No hay por qué buscar fuera lo que sabemos, está dentro de nosotros.
Tu verdad y tu sentir no tienen precio.
Hay que asimilir, vivir concientes de cuanto nos acontezca, sin dejar de ser nosotros mismos ni perder nuestro norte.
A todos nos toca, en un momento dado u otro pasar pruebas difíciles para calibrar de algún modo nuestro sentir, a veces simplemente tenemos que limpiar nuestra casa interior y para ello debemos desprendernos, incluso de seres que amamos, de cosas materiales y de tantas otras cosas que al final, solo al final podremos entender por qué. El presente a veces puede ser duro, pero en el futuro Dios nos enseña por qué a veces tuvimos que pagar tan alto precio.
Es un placer pasar y dejarte mi humilde opinión, querido amigo. Sobra decir que...TE QUIERO MUCHO, pero igual te lo hago saber una vez más...cuídate y pa´lante. ABRAZOS. MIGUELINA