Algunas veces, no basta con llorar;…

Algunas veces, no basta con llorar, para manifestar alegría y/o dolor, para exteriorizar un sentimiento; basta con permanecer atento a cuanto interiormente acontece o deja de acontecer;…

Con entender, cuan efímera ha de resultar nuestro sobreviviente andar si en vez de actuar y vivenciar, dedicamos buena parte del tiempo a pensar cómo actuar; qué puede pasar o no, frente a lo que los demás pueden pensar; es lamentable, como se nos pasa de manera indetenible el tiempo en tanto nos paralizamos, ante lo que a veces quiere, requiere y desea hacer o dejar de hacer nuestro ser.

Como incluso, ante la necesaria indiferencia ante el colectivo; aun nos importa lo que aquéllos, cercanos a nuestro entorno afectivo y de relación consideren y opinen; cómo malgastamos recursos y tiempo de vida, necesarios para “vivir”, en pensar cómo “existir”; sin percatarnos en que, ese transcurrir del tiempo, es vida objetivada sin regreso; y el llanto, en si mismo, si bien descarga y se vuelve catarsis, no amilana al tiempo ni retrotraer el efecto de lo anhelado y no vivido o lo querido y no cumplido,…

Algunas veces, no basta con llorar;…