jueves, junio 23, 2011

Feliz Día, abogados!



En un mundo (o submundo) tan ingrato, plagado de grandes contrariedades, donde la axiología quedo relegada a un recóndito lugar del subconsciente y apolillada en las paginas vetustas de viejos tratados de filosofía y sociología, pareciera tener, poco o ningún sentido hacer uso de ella para referirnos a la concretización de aquel adagio de dar a cada quien lo suyo o atribuir el justo valor a nuestra conducta ciudadana con el fin de vivir adecuadamente en sociedad, restituyendo el orden natural ante las situaciones jurídicas infringidas.

Ajustarse a normas para la diaria convivencia, ha representado siempre, una gran disyuntiva, toda vez que el hombre, en su devenir constante, le cuesta adaptarse al otro y aceptar bajo coerción o consenso adecuar su comportamiento a la sujeción de principios normativos.

No obstante, dentro de la historia de la sociedad, el comportamiento humano ha transitado por traumáticos procesos que le han inducido a entender, a un alto costo en muchos casos, la necesidad de seguir reglas de juego para mantener el orden social y la vida ciudadana. Claro está, existen sociedades mas avanzadas que otras en estos procesos evolutivo-involutivos, y situaciones apremiantes que conllevan a casos de verdadera barbarie, como las que nos encontramos sujetos a padecer, por nuestra propia culpa colectiva, por ejemplo, los venezolanos, que hemos y estamos transitado y vivimos 13 años de total involución societaria, tratando de arraigar y remozar viejos, vetustos, anacrónicos e inaplicados modelos societarios en pleno siglo XXI, bajo la premisa de un “vivir igualitario”, con oportunidades de protagonismo social para los desposeídos que ha acarreado, mas marginalidad, atraso y subdesarrollo.

En este sentido, la “justicia” ha corrido si se quiere, con la peor parte, porque la popularmente llamada “dama ciega” que la representa, ha traspasado los calificativos, incluso de asimilarla con la ya antigua canción de Shakira ,“bruta, ciega y sordomuda”, para convertirse en una parapléjica dama, que ya ni siquiera recuerda qué valores representa; y por otra parte sitúa a quienes la representan y ejercen la profesional diaria labor, de preservar esos valores y hacer de ellos una consigna profesional que inhiba el ilícito proceder o al menos aminore o contrarreste el desbordamiento social que su incumplimiento genere, para preservar y restablecer el orden jurídico infringido, en suerte de peones de un vetusto ajedrez, inocentes cristianos de un coliseo que esperan ser lanzados a los leones como integrantes de un despiadado espectáculo en el que constituyen "todos" (buenos,regulares y malos) el pan de un circo cruel. Aquí los profesionales del derecho, deben hacer valer, no solo los conocimientos adquiridos, sino la sagacidad, valentía y constancia necesaria, para subsistir, sobrevivir y mantener: decoro, dignidad y subsistencia, batallar contra el descrédito, de ser considerados, históricamente, como “ladrones de cuello blanco” y tratar de recuperar, a veces en vano, la confianza y credibilidad de un colectivo que ni siquiera es capaz de creer en si mismo, mucho menos ajustarse a su cuota parte de responsabilidad ciudadana para mantener dicho equilibro social.

Por eso, este 23 de junio, al festejarse el día nacional del abogado;cualquiera podría preguntarse, para qué festejarlo, en un país donde la justicia no existe, donde a diario se vulveran, vejan y violan los derechos ciudadanos, donde la magistratura dejó ser esa "imparcial"instancia a queéacudir para dirimir conflictos con imparcialidad y justeza para convertirse en la mas aberrante muestra de abuso de poder, irrespeto y complacencia gubernamental.

Sin embargo, es con esa lucha diaria, ante la adversidad cotidiana, con la que se crecen las almas nobles, dotadas de la fuerza, talento, dignidad y perseverancia necesaria para ser combativos y tratar de salir airosos, dignificados, de cada nuevo reto, ante la intolerante mirada de muchos; el inmerecido compartido escarnio al que se ha estado involuntariamente sujeto y devenir constante, de una cotidianidad cierta, que se debate en la ordinariez de la inclemente mirada de muchos y el esperanzado esfuerzo, de quien se ha formado y forjado como instrumento efectivo de lucha, dedicación y certera eficacia, de creer y pensar, que no hay peor batalla, que “aquélla que no se libra, por todo aquéllo en lo que firmemente se cree y por lo que se ha luchado tanto”

Feliz Día, abogados venezolanos!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...Felicidades, querido amigo, aunque un poco a destiempo, pero sabes que de corazón me alegra que estés nuevamente en el ruedo!!!Qué orgullo para quienes tenemos la dicha de conocerte y apreciarte. Enhorabuena y hay que seguir adelante, con espíritu combativo, más que combativo, con espíritu de vencedores.
Que Dios siempre te acompañe, corazón. Cuidate mucho y MIL FELICIDADES POR SIEMPRE...tu amiga del alma, Miguelina

FEVC dijo...

Besos agradecidos cargados de sincero afecto mi eterna amiga!