Ver sin observar;oír sin escuchar;entender lo que a todas luces nos favorece;que fácil nos resulta evadir lo evidente,...
Sabemos,de manera cierta que así como llegamos a esta porción de tan vasto universo;tendremos que irnos de él,luego de haber transito,cuánto:tal vez mucho,poco o algún tiempo;mas,sin embargo nos hacemos los locos y en la medida de que nuestra longevidad sea evidente,llegamos a creer o pretender hacerlo, que tanto nosotros como nuestros familiares y allegados somos inmortales, ajenos al dolor de la perdida,contemplando la de extraños;reaccionando ante la propia con inconformidad, desmedido dolor o exacerbadas muestras de resistencia;sin entender,por mas difícil y doloroso,que este aparente fin ultimo,,constituye el mas certero e inevitable,al mes,primer destino o escala de un viaje,quizá mas lejano,...
Y no es que se trate precisamente de hacer una oda a la muerte,de vanagloriarle o contrariar le,pero,ahí esta, a la vuelta de la esquina,cual espada de Damócles pendiendo sobre nuestra humana presencia,para interrumpir,en cualquier momento,el mundano transito y terrenal presencia.
La causa de tal terror o adversión?,pues,sin pretender asumir posición filosófica o apológica alguna, para muchos es una concepción occidental,para otros un mundano apego, el caso es que,ahí esta independientemente de que pretendamos desconocerle y ni siquiera hablar de ella;sin embargo todos nos vamos a morir, mas allá de predicciones mayas,angélicas o mefistofélicas,para allá vamos.
Como manejar entonces la perdida,como asimilar el dolor que conlleva la ausencia de quienes tanto representan en nuestro afectivo andar? eso tal vez pueda ser tratado en otra oportunidad;ahora solo quisiera expresar y compartir la paradójica sensación de inestabilidad emocional, de sentir,preocupación cercana de tan finalizante presencia,cuando ella la desencadena,una premonitoria declaración de un presunto pitoniso, que anecddoticamente raya en lo paradojico, al confrontarse con la certeza,de que al fin de cuentas y en cualquier momento,cualquiera puede morirse,con premoción o sin ella,y para ello,deberíamos estar preparados,desde el principio de los tiempos,los nuestros,por supuesto!
Sabemos,de manera cierta que así como llegamos a esta porción de tan vasto universo;tendremos que irnos de él,luego de haber transito,cuánto:tal vez mucho,poco o algún tiempo;mas,sin embargo nos hacemos los locos y en la medida de que nuestra longevidad sea evidente,llegamos a creer o pretender hacerlo, que tanto nosotros como nuestros familiares y allegados somos inmortales, ajenos al dolor de la perdida,contemplando la de extraños;reaccionando ante la propia con inconformidad, desmedido dolor o exacerbadas muestras de resistencia;sin entender,por mas difícil y doloroso,que este aparente fin ultimo,,constituye el mas certero e inevitable,al mes,primer destino o escala de un viaje,quizá mas lejano,...
Y no es que se trate precisamente de hacer una oda a la muerte,de vanagloriarle o contrariar le,pero,ahí esta, a la vuelta de la esquina,cual espada de Damócles pendiendo sobre nuestra humana presencia,para interrumpir,en cualquier momento,el mundano transito y terrenal presencia.
La causa de tal terror o adversión?,pues,sin pretender asumir posición filosófica o apológica alguna, para muchos es una concepción occidental,para otros un mundano apego, el caso es que,ahí esta independientemente de que pretendamos desconocerle y ni siquiera hablar de ella;sin embargo todos nos vamos a morir, mas allá de predicciones mayas,angélicas o mefistofélicas,para allá vamos.
Como manejar entonces la perdida,como asimilar el dolor que conlleva la ausencia de quienes tanto representan en nuestro afectivo andar? eso tal vez pueda ser tratado en otra oportunidad;ahora solo quisiera expresar y compartir la paradójica sensación de inestabilidad emocional, de sentir,preocupación cercana de tan finalizante presencia,cuando ella la desencadena,una premonitoria declaración de un presunto pitoniso, que anecddoticamente raya en lo paradojico, al confrontarse con la certeza,de que al fin de cuentas y en cualquier momento,cualquiera puede morirse,con premoción o sin ella,y para ello,deberíamos estar preparados,desde el principio de los tiempos,los nuestros,por supuesto!