Rememorando el disfrute de las últimas películas animadas estrenadas este año en el país,descubro, con no poco asombro, cómo la animación se ha abierto a caminos insospechados, convertiéndose hoy día en un género con vida propia y dividendos nada despreciables, que permiten quintuplicar los costos si se toma en cuenta no sólo el producto de su taquilla (si se quiere lo menos rentable) sino todas las ganancias que cada producción genera dentro del mercado del video doméstico (renta y compra) más el merchandising que genera la instauración de todos los personajes fílmicos de cada relato en el alma, corazón y bolsilo de sus múltiples adeptos.
Ello va en consonancia con el significativo fenómeno de la "adultización del género"(y que me perdone la Real Academia!) que no es más que el simple hecho de que,sinceramente,los dibujos animados, ya no son para niños. No es a los pequeños de la casa a quienes van dirigidos los subliminales y directos mensajes de las nuevas producciones:Es a losbpadres,a los adultos a quiees se desea atrapar y cautivar.
Las trivialidades y perjuicios del comprometerse y respomnsabilidades de asumir la patermidad por parte de un ogro, la rata de campo que se resiste a conformarse en ser tratado como un sucio especimen y con ello renunciar a su vehemente y personal deseo de ser el mejor chef del mumdo;la princesa que descubre en el atribulado y cosmopolita mundo de la gran ciudad que "el felices por siempre" va más allá de reir y cantar esperanzada en historias de principes azules que te proporcionan eterna e instantánea felicidad y la abejita que no solo se resiste a laborar por siempre mecanizada y autómata sin dejar de vivir y ser feliz sino que además se permitre el tupé de interactuar con los humanos,demandarles por su histórico abuso contra las abejas e incluso mantener una "extraña" amistad con una hermosa chica;todo ese cocktail bastante cargado de emociones,insatisfacciones,neurosis,perjuicios,prejuicios,sueños y realidades constituyen un elemento vital de la masificación de una industria bastante más allá de las premisas de aquél ilusorio e ideal cariucaturista que lo inició todo con un ratón.
Y claro está, no hay nada de malo en ello si tomamos en cuenta que somos los adyltos los que detentamos el poder de adquisición, los que desde niños caimos rendidos,subyugados y tendidos a los pies de aquéllas historias clásicas de antaño y quienes pretendemos además,inculcar en nuestras futuras generaciones, la misma pasión y encanto por dicho género.
Sólo que los tiempos cambian.
Y las historias y sus receptores también.
No todos los peques andan en la misma onda idealista,soñadora e incauta que nos tocó vivir a nosotros. No todos creen lo que creímos ni viven lo que vivímos. Esta sociedad globalizada ha traido consigo nuevos personajes y actores que llaman la atención de nuestros pequeños. Sus propios personajes y héroes,distintos de los nuestros.
De ahi el por qué la magia también se atesora y profundiza en nosotros, nuestro inconsciente plagado de dulzonas melodías,princesas encantadas,príncipes azules, monstruos, dragones que vencer para eternizar el bien contra el mal. Y funciona, créanme que es así. Por eso es a nosotros a quienes nos interesa estar al pendiente de cada nueva entrega de Disney,Pixar o Dreamworks, para mantener latente y despierto a ese(a) pequeño (a)niño(a) que cohabita en nuestro mundo particular, para mantener avivada la chispa y vigor de esa entrañable inocencia perdida en los atribulados caminos del crecer...
Ello va en consonancia con el significativo fenómeno de la "adultización del género"(y que me perdone la Real Academia!) que no es más que el simple hecho de que,sinceramente,los dibujos animados, ya no son para niños. No es a los pequeños de la casa a quienes van dirigidos los subliminales y directos mensajes de las nuevas producciones:Es a losbpadres,a los adultos a quiees se desea atrapar y cautivar.
Las trivialidades y perjuicios del comprometerse y respomnsabilidades de asumir la patermidad por parte de un ogro, la rata de campo que se resiste a conformarse en ser tratado como un sucio especimen y con ello renunciar a su vehemente y personal deseo de ser el mejor chef del mumdo;la princesa que descubre en el atribulado y cosmopolita mundo de la gran ciudad que "el felices por siempre" va más allá de reir y cantar esperanzada en historias de principes azules que te proporcionan eterna e instantánea felicidad y la abejita que no solo se resiste a laborar por siempre mecanizada y autómata sin dejar de vivir y ser feliz sino que además se permitre el tupé de interactuar con los humanos,demandarles por su histórico abuso contra las abejas e incluso mantener una "extraña" amistad con una hermosa chica;todo ese cocktail bastante cargado de emociones,insatisfacciones,neurosis,perjuicios,prejuicios,sueños y realidades constituyen un elemento vital de la masificación de una industria bastante más allá de las premisas de aquél ilusorio e ideal cariucaturista que lo inició todo con un ratón.
Y claro está, no hay nada de malo en ello si tomamos en cuenta que somos los adyltos los que detentamos el poder de adquisición, los que desde niños caimos rendidos,subyugados y tendidos a los pies de aquéllas historias clásicas de antaño y quienes pretendemos además,inculcar en nuestras futuras generaciones, la misma pasión y encanto por dicho género.
Sólo que los tiempos cambian.
Y las historias y sus receptores también.
No todos los peques andan en la misma onda idealista,soñadora e incauta que nos tocó vivir a nosotros. No todos creen lo que creímos ni viven lo que vivímos. Esta sociedad globalizada ha traido consigo nuevos personajes y actores que llaman la atención de nuestros pequeños. Sus propios personajes y héroes,distintos de los nuestros.
De ahi el por qué la magia también se atesora y profundiza en nosotros, nuestro inconsciente plagado de dulzonas melodías,princesas encantadas,príncipes azules, monstruos, dragones que vencer para eternizar el bien contra el mal. Y funciona, créanme que es así. Por eso es a nosotros a quienes nos interesa estar al pendiente de cada nueva entrega de Disney,Pixar o Dreamworks, para mantener latente y despierto a ese(a) pequeño (a)niño(a) que cohabita en nuestro mundo particular, para mantener avivada la chispa y vigor de esa entrañable inocencia perdida en los atribulados caminos del crecer...