Como animales de costumbre (en el mejor y peor sentido de la palabra) así como nos aferramos a la vida y desterramos de nuestra mente y memoria la cercanía de la muerte (aún siendo el destino final, el más seguro que tenemos).
El ámbito laboral no escapa de esta premisa. Nuestros trabajos, la mayor parte de las veces constituyen hasta nuestro primer hogar, desplazando a nuestro asiento principal de vida familiar o de pareja, negocios e intereses, ello en virtud de pasar la mayor parte del tiempo... laborando.
Por ello, resulta inevitable y por demás muy humano, involucrarnos,engancharnos los unos con los otros y socializar a tal punto, que algunos de nuestros iniciales compañeros de trabajo trasapasan la barrera laboral para convertirse en parte importrante de nuestras vidas.
Claro, no todos, solo aquellos en los que o bien nos vemos reflejados, con quienes logramos tal empatía, que sentimos como si nos conociéramos de toda la vida.
Ese es el caso de la nota del dia de hoy. La convulsión que genera el saber que tanto Naty como Rosita ya no van a estar en el atribulado día a día, como soportes, para equilibrar las tristezas e insatisfacciones de este a veces incomprendido traginar. Para despertar la ternura y sonrisa amena cada mañana, la risa fácil y entrañable, esa que sale del alma.
Para poder hablar con franqueza, sin la desconfianza o el temor de que la palabra emitida se transforme en instrumento de retaliación, venganza u opresión, o que simplemente llegue veloz a los oidos tendenciosos, que aspirando cualquier oportunidad para destruir y alimentar la cizaña y caos en esta ensombrecida pequeña tierra de nadie en que se ha convertido el hermoso valle en que laboramos.
Sí, se van estas dos estrellas luminosas, guías de sendero, consortes del día a día, pero su desplazamiento es material, parte de ellas se queda conmigo para acobijarme en los momentos de nostalgia o recordarles cada vez que necesite una mano amiga, un comentario sincero inmediato, cuando Cinthya no pueda, Liza no esté o mi gente bella de Administración esté super complicada con su propio padecer.
Me las llevo en el alma, como si las tuviera en la sangre, porque su solidaridad y afecto han sido tan determinantes para aliviar mis penas y decepciones en esta nueva realidad, que resulta imposible zafarse de este bello sentimiento, de la confianza y el respeto que me inspiran, de la magia que emana de cada una de ellas.Toda esa maravilla habrá de acompañarles adónde ahora se dirigen cada una de ellas en pos de su destino, dispuestas a materializar sus sueños, "comerse el mundo" y con ello seguir riendo, viviendo en paz y armonia consigo mismas, porque a fin de cuentas, la tranquilidad no tiene precio.
Tal vez la divina providencia, vuelva a reunirnos espacialmente, aunque sea de cuando en cuando, para reponer con ello toda la energía y el desgaste que certeramente ha de producir el estar interconectados en alma y corazón hasta que volvamos a vernos...
Mañana es nuevamente viernes...
Esta semana se ha ido volando, aceleradamente y mañana salgo de vacaciones.
Para hacer un paréntesis, después de un año y cuatro meses de tensiones, sobresaltos, promesas no cumplidas, muchas tristezas y no pocas alegrías, que afortunadamente contrarrestaron tantos nubarrones y chaparrones de agua.
Quiero descansar, sí, compartir conmigo mismo, con mi bebecito canino, que ha tenido que inocentemente cargar con el encierro y mi consorte.
También quisiera encontrarme con mis amigos... esos extraordinarios seres, de quienes ya les he escrito con anterioridad, amores de ayer, hoy y de siempre.
Expandir horizontes, buscar alternativas...y para bien o para mal, seguir escribiendo, sintiendo...viviendo.