jueves, diciembre 13, 2007

Cuando la fruta no alcance, de Autor Desconocido



















Resumiendo, Ricardo Montaner


Una vez un grupo de tres hombres se perdieron en la montaña y había solamente una fruta para alimentarlos a los tres, quienes casi desfallecían de hambre. Se les apareció entonces Dios y les dijo que probaría su sabiduría y que dependiendo de lo que mostraran les salvaría. Les preguntó entonces Dios qué podían pedirle para arreglar aquel problema y que todos se alimentaran.
El primero dijo: "Pues aparece mas comida", Dios contestó que era una respuesta sin sabiduría, pues no se debe pedir a Dios que aparezca mágicamente la solución a los problemas sino trabajar con lo que se tiene.
Dijo el segundo entonces: "Entonces haz que la fruta crezca para que sea suficiente", a lo que Dios contestó que no, pues la solución no es pedir siempre multiplicación de lo que se tiene para arreglar el problema, pues el ser humano nunca queda satisfecho y por ende nunca sería suficiente.
El tercero dijo entonces: "Mi buen Dios, aunque tenemos hambre y somos orgullosos, haznos pequeños a nosotros para que la fruta nos alcance". Dios dijo: "Has contestado bien, pues cuando el hombre se hace humilde y se empequeñece delante de mis ojos, verá la prosperidad".

Saben, se nos enseña siempre a que otros arreglen los problemas o a buscar la salida fácil, siempre pidiendo a Dios que arregle todo sin nosotros cambiar o sacrificar nada. Por eso muchas veces parece que Dios no nos escucha pues pedimos sin dejar nada de lado y queriendo siempre salir ganando. Muchas veces somos egoístas y siempre queremos de todo para nosotros.
Seremos felices el día que aprendamos que la forma de pedir a Dios es reconocernos débiles, y ser humildes dejando de lado nuestro orgullo. Y veremos que al empequeñecernos en lujos y ser mansos de corazón veremos la prosperidad de Dios y la forma como Él sí escucha.

Pídele a Dios que te haga pequeño...Haz la prueba!!!!

Tócame, Sin bandera

1 comentario:

Anónimo dijo...

La fábula es hermosa,nos dice que al alcanzar la humildad a los ojos de Dios, sólo entonces podremos disfrutar de la bondad de su bendición.
Es más fácil pedirle un milagro y que nos ayude sin hacer nada de nuestra parte, normalmente, la mayoría de las veces, debemos poner de nuestra parte y sacrificar algo a cambio de aquello que tanto deseamos. Para ganar lo ansiado muchas veces hay que saber perder. Tremenda lección y reflexión que nos deja este relato. Muchísimas gracias, querido amigo por venir a compartirla. Me encantaron los videos, son canciones bellisimas. Mil gracias por ello también. Un beso y mil abrazos...MIGUELINA