Mi infancia, fue un período muy especial de atesorada añoranza, porque me permitió descubrir cuatro inseparables compañeros que, junto a mi vida familiar y académica en uno de los mejores (para mi el mejor) Colegios de mi lugar de residencia, me enseñaron a vivir, soñar y crecer: La música, el Cine, la televisión y la lectura.
Y Uds. pensarán: ¡qué infancia más triste y aburrida!, pero en verdad, para mi fue la mejor y de ella guardo los mejores recuerdos, con total prescindencia de los juegos infantiles, las montadas en bicicletas, volar papagayos, etc. No, lo mío era extasiarme y deleitarme con el auxilio de estos 4 grandes compañeros que me llevaron de su mano, permitiéndome viajar, aprender, reír, llorar, asustarme y soñar en grande…
De la música fue fácil enamorarme, porque mi padre, trabajaba en una empresa distribuidora discográfica de la época, y en tal sentido, en casa nunca me faltaban los discos en 45 revoluciones por minuto (que hoy llaman en formato compact disc single o sencillo, contentivo de un lanzamiento promocional de un tema y otro, por lo general, de relleno, para justificar su realización) y long play (lp) de 33 revoluciones por minuto, todos de acetatos, así como unas cintas horrendas que parecían un bloque y luego fueron sustituidas por los cassettes y la infaltable grabadora reproductora de 2 reels o carretes. De manera que hubo mucha música en mi hogar e inicialmente, durante mis tres primeros años de existencia, con los que antecedo al segundo de mis 7 hermanos varones, pude siendo el primogénito ungido, disfrutar a mis anchas de los lanzamientos de los artistas de la época: el inolvidable Cherry Navarro, cuyo tema, Aleluya, me hacía llorar a moco tendido,(de la emoción más no del espanto), Nancy Ramos, la muñequita que canta, Trino mora, Henry Stephen, Mirna Ríos, Mayra Martí, Mirla, Maria Teresa y Rosa Virginia Chacín, Lila Morillo, José Luís Rodríguez antes de convertirse en el Puma, Las cuatro Monedas (los hermanos O´Bryan), Hedí Castro, Rudy Márquez, Pecos Kanvas, Los Terrícolas, The Platters, Tom Jones, Engelbert Humperdick, Diana Ross, Gaby, Fofó y Miliqui, los cuentos de CriCri, la edición especial de Cuenta y Canta con Disney que era un hermoso libro contentivo en formato hjorizontal con hermosas ilustraciones y textos, que incluían 9 Lp de las historias animadas exitosas de Disney: La Dama y el Vagabundo (mi favorita),Blanca Nieves, Cenicienta, Peter Pan, Pinocho, Dumbo, La Bella Durmiente, Bambi y el Libro de la Selva. Mientras escuchabas el cuento y las canciones, podías leerlo simultáneamente (una antesala a los audicuentos de Disney y audilibros de hoy día).
El Cine, bueno, porque ya les expliqué, en un post anterior, que mis padres me llevaban mucho al cine. Desde los 2 años que según mamá me acompañó a ver Bambi en el desaparecido Cine Imperial de mi natal Ciudad Bolívar, pasando por cuanto cine hubo en Puerto Cabello (Metropol,Rialto, Canaima) y los de Valencia que lamentablemente ya no existen (majestuoso Teatro Guaparo, con sistema sensoround que te permitía “sentir la proyección, sobre todo en superproducciones como Terremoto, Tiburón, King Kong, Orca, Vaselina, El Gran Búfalo Blanco, Maratón de la Muerte, El Padrino, la Tragedia del Hindemburg, El Desastre de Cassandra, Yentl, La Momia, El regreso de la Momia,etc” en 70 mm, pasando por el Teatro y luego Cine Imperio, el Teatro y luego Cine Centro (de dos pisos, espectacular, el Cine Car, el Autocinema el Trigal, Cineauto Guataparo, Cinema Alfa, Cine Los Nísperos, Cine Camortuco, Cines La Viña 1 y 2 y Cine Teatro Hs1 y 2, en los cuales tuve oportunidad de vivir la experiencia “del otro lado”, ya no como espectador empedernido sino como programador y ejecutor de las Funciones de Media Noche a través de la Agrupación Cultural Vías, a la que pertenecí durante dos años…y ahora con las multisalas de los malls que defenestaron y destruyeron aquélla gran magia de la intimidad o majestuosidad de la sala tradicional con cotuferas, carteleras y grandes afiches, muchos incluso pintados a mano, para dar paso a la grandilocuencia e indiferencia de estas nuevas tecnologías que sorprenden más no emocionan ni encariñan a nadie, ni siquiera el personal que en ellas laboran, desacostumbrado a la camaradería de antes (les confieso que los taquilleros, dulceros y acomodadores de las salas eran todos mis panas y con ellos conversaba y hasta me divertía de sus ocurrencias y experencias, es más, hasta con algunos llegué a salir de farra, en grupo, antes de la extinción de estas salas tradicionales y estando en la agrupación, al terminar una función…En el cine siempre me extasié, viví y morí, para luego cual fénix, renacer de mis cenizas y volver a ser yo, el niño tímido y ensimismado, el cerebrito de las letras que hacia las declamaciones en las ocasiones especiales del cole. Y el cine de Disney era para mí una religión. Sus películas familiares y sentimentales , disparatadas comedias situacionales y de enredos como Millonarios por una pata, Autosecuestradores, Pandilleros en Apuros, Plomo Caliente, Pies Fríos, La Computadora Jugadora, El Perro Humano, El Perro Fiscal, Síganme Muchachos, El Hermanito Feo, Aventuras en la Nieve, El Profesor Distraído (que luego daría lugar a Flubber),su secuela, El Profesor Voligoma (ambas con el inolvidable excelente actor Fred MacMurray), el más feliz Millonario, algunas en blanco y negro, Viernes Alocado (que daría lugar después a Un Viernes de Locura); grandes aventuras, versiones de clásicos de la literatura como La Ciudadela de los Robinson, La Isla del Fin del Mundo, La Fuga de los Caballos Blancos, La Montaña Embrujada, Tron, La Isa del Tesoro, 20.000 leguas de Viaje Submarino, Los Hijos del Capitán Grant, El Ultimo Vuelo del Arca de Noé, Carnaval en el Bosque, los documentales de Las Mejores Aventuras de la Vida Real, con impactantes escenas de la vida animal y ni hablar de los dibujos animados clásicos que han hecho historia y son artífice de la animación como género cinematográfico de gran valor artístico y comercial en nuestros tiempos…
La televisión, por su parte, era otro complemento importante de entretenimiento, más no de crianza, como a veces piensan, que debería ser algunos. En ella tuve oportunidad de elegir mis sanos momentos de entretenimiento y diversión al culminar mis deberes escolares y en las noches sucumbir al encanto imperdible de las telenovelas…sobre todo aquellos dramones extraordinarios estelarizados por talentosos artistas de escuela, preocupados por su mejoramiento profesional más que por tener grandes pechugas y despampanantes traseros que mostrar, sin nada más qué apreciar. Programas educativos como Sopotocientos, Viva la Juventud y Expedición, de variedades como Renny Presenta, De fiesta con Venevisión, La Feria de la Alegría, Fantástico, Cuánto Vale el Show, y Sábado Sensacional, de teatro, como Gran Viernes, Miniseries, Clásicos Dominicales, Bitácora, en fin, será interminable hablar de las bondades de este medio de comunicación, muchas de ellas extintas en estos aciagos días de intolerancia, chabacanería y represión. Sería interminable relatar cuanto aprendí con la tv.
Finalmente, la lectura, producto del más certero y efectivo aprendizaje me permitió conocer lugares, formas de pensar, maneras de expresar ideas y principios formativos de gran bagaje que aún hoy día no solo me permiten sentirme vivo y activo sino además, parte integrante de un increíblemente maravilloso microuniverso creativo …
FELIZ SÁBADO Y DOMINGO…ANTICIPADOS…
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