No... caminé,caminé...caminé;
De la casa al Liceo, a veces solo (bueno, acompañado con mis sueños y hasta de personajes particulares de mi universo particular) , también con la mágica y entrañable presencia y compañía de Nancy Rosalía, descubriendo un maravilloso universo paralelo que era sólo nuestro, ante nuestros precoces ojos conversando libremente y sin censura, sobre la vida, el sexo, la literatura y el amor... sabiendo de todo y de nada... escribiendo, con lápices de colores en una marquesina,nuestros nombres... soñando,viviendo,riendo, llorando...
Volví a Caminar... seguí haciéndolo... de Maxy´s, la gran tienda,donde, como vendedor part-time, junto a Emily,nos convertímos en "sombritas", amenazas involuntarias e inconscientes de los vendedores habituales de los fines de semana; donde además mamá Ilona constituía puerto seguro, fuente de afecto y solidaridad constante. Y de allí, al finalizar la jormada dominical,de la Bolívar hasta la Viña, a embuirme de sueños, estrellas y colores, en Videoclub Decamerón, con Reinaldo, Annie, Maranay, Esther y una maravillosa clientela de futuros amigos, que terminaban "haciendo cola", para que les atendiera y recomendara, las películas de la semana,la alternativa válida de entretenimiento y con ello sentirme útil,valioso y hasta apreciado e importante, compartiendo esa pasión indescriptible por ese mágico mundo que subyace en la pantalla grande o pequeña, con las vivencias ajenas de míticos seres, algunos reales y otros de ensueño.
También caminé, de la Universidad a la parada más próxima o cercana al hogar familiar, recorriendo en el camino, videotiendas, librerías y discotiendas, haciendo amigos, soñando,disfrutando... viviendo.
Con la pasión del Cine y la excelente compañía de Tulio, el mejor amigo que humano cinéfilo alguno pudiera tener, caminamos juntos, del HS a la casa, sin miedo o temeridad alguna, sobre seguridad o resguardo, porque los sueños nos acompañaban y "la fuerza estaba con nosotros"...
Gracias a Ilona, seguí caminando, de la casa al puente de Bárbula, para bajar al Puerto, y descubrir otro universo paralelo, de contratos, muelles, buques y un contingente de gente hermosa y talentosa, que anidarian en mi corazón y vivirían por siempre, en mis afectos...
Caminé después, por calles foráneas de Houston, Texas, caminerías de un bosque de ensueño, creyendo ser posible aún materializar algunos sueños...para despertar después,caminando de nuevo, por mis calles de siempre,con los zapatos gastados, de tanto caminar, las esperanzas perdidas y no pocos sueños rotos...
Entonces caminé con Mirian y Nilda, y renació el amor, revivió la confianza solidaria y el fraternal afecto de la grata compañía...
Gracias a Ilona, caminé de nuevo, pero esta vez por los pasillos majestuosos del Palacio de Gobierno, donde volví a soñar y creer que era posible rematerializar la esperanza, entre nuevos sueños y algunas pesadillas, desencantos y gritos, pero aún creyendo en alcanzar ver la luz al final del camino...
Porque estaban conmigo la solidaridad, afecto y ocurrencias de Siria, las locuras afectuosas y sinceras de Yaye, la presencia solidaria y el amor de Arna, la inolvidable grata compañía de Marianny, los gruñidos afectuosos de Constante, la amistad inconndicional y afectuosa de Ivelisse, las experiencias inolvidables con Marle, la anécdotica fraternidad de Maritza, la satisfacción honrosa de descubrir y querer la indiscutible y cálida presencia de Karla, en fin, todo un conjunto de seres que compartiendo miserias,tristezas y alegrías, enhebrabamos una torre de sueños y nos deparabamos, aún en el infortunio transitorio... la alegría.
Entonces al fin llegó el amor y con él también el dolor, la muerte y desesperanza, pero había a un a paso lento, una grata compañía, que caminara conmigo e hiciera llevadero el sendero, hasta que esa otra luz se extinguió y volvió a reinar la sombra...
Pero volví a caminar, con mis quince minutos de gloria, gracias a la confianza, soporte y presencia afectuosa de Judith y el incondicional y vehemente afecto solidario de Gioconda, enamorándome incluso de mi trabajo, sintiéndome útil, valioso e importante, entre decisiones importantes, reuniones,control de personal, asignación de trabajos, jornadas agotadoras, trabajos en caliente con comunidades, boletines formativos, reunión de Consultores, con la maravilla de Eli (mi negrita linda, mi pasante orgullo, aunque nunca me lea ni escriba), la magia de Lelis (el descubrir la maravilla de otro ser de luz), la presencia insustituible y cariñosa de Yamelis, la gracia y encanto de Ina (muestra indeleble de solidaridad, afecto, fraternidad), los pasitos, energía y entusiasmo de Ircar, los regaños paternales y afectuosos para Carlos y un universo de alegrías y tristezas compartidas, en un mundo sólo nuestro que era posible construir y vivir, día a día.
Volvió a llegar el amor, y con el la algarabía, de seguir caminando, preñado de sueños y alegría, con un prospecto a mi lado de inteligencia, elegancia, profesionalismo y gallardía,¡oh señores cuánta suerte, qué emoción la dicha mía!, inclusive un cuadrúpedo hermoso llegó a domesticar mi día a día, para seguior caminando, sin tristezas ni sombras que obnubilaran la conciencia ni desterraran la algarabía..
Pero, como nada es perfecto, luego llegó la barbarie...la implosión involutiva,el despojo de todo cuanto con esfuerzo tenía... recomenzar entre las sombras y amagura, de un destierro improvisado e injusto, de una salida inmerecida, con la esperanza perdida..
Volver a caminar, con los zapatos desgastados y sintiendo aquélla esperanza, desgarrada por la vida...
Para terminar caminando, en una realidad menor, a donde llegué con la desesperación a cuestas, convencido de que al fin de cuentas, quizás la justicia divina se encargaría de resarcir los oprobios y la decepción de haberme sentido usado, maltratado y vejado, para cual fénix, renacer al fin de las cenizas...
Caminar para impulsarme hasta poder alzar el vuelo... Pero ello aún no es posible, tal vez por nmo haber trainado aún lo suficiente, o no haber aprendido aún la lección de vida...
Sigo caminando...a veces, riendo, soñando, llorando, creyendo que tal vez aún sea posible, recargar baterias, remontar el vuelo, encontrar, más allá del horizonte, alguna certera esperanza...
Para empezar de nuevo, con el paso de los años, los zapatos gastados, la piel algo curtida, pero la emoción certera, de aguardar en mi interior, junto a los sueños rotos, la dicha retenida, de momentos maravillosos y gente muy querida, que al compartir la risa, solidaridad y afecto, permitieron olvidarme de cuánto he caminado, lo mucho que he sudado, con los zapatos gastados y la mochila de sueños que aún cargo, con esmero...